Pastoral Penitenciaria de Cuba, un instrumento al servicio de la paz

  • El organismo de la Conferencia Episcopal se ha felicitado por la reciente liberación de 2.604 presos
  • Sus publicaciones son muy prestigiosas y apoyan la reflexión sobre temas como la pena de muerte

El último gesto de apertura del régimen comunista cubano, presidido por Míguel Díaz-Canel tras cinco décadas de monopolio del poder en manos de los hermanos Castro, fue el indulto a 2.604 presos, anunciado el pasado 19 de julio. Un gesto que la Conferencia Episcopal, a través de la Comisión Nacional de Pastoral Penitenciarial, ensalzó como “un gesto humanitario de misericordia”.

En declaraciones a Vida Nueva, el obispo que preside la Pastoral Penitenciaria, Jorge Enrique Serpa Pérez (desde el pasado 13 de julio, es emérito de Pinar del Río y reside en Cojímar, un pequeño poblado en el litoral norte de La Habana donde Ernest Hemingway se inspiró para su obra ‘El viejo y el mar’), se ha felicitado por la medida, considerando que “el indulto ha sido una decisión muy buena” y que, como dice el mensaje episcopal, es deseable que, “de manera periódica, se haga una revisión de situaciones que permitan este tipo de gesto en beneficio de los mismos internos y de sus familias”.

Una pastoral fecunda

Algo en lo que, asegura el obispo Serpa, la Iglesia acompañará en la medida de la posible: “La Pastoral Penitenciaria siempre propiciará que la posibilidad del indulto esté latente”.

Y es que la Comisión Nacional de Pastoral Penitenciaria tiene un gran prestigio en Cuba. Integrada por los delegados de las once diócesis del país, por un fuerte grupo de voluntarios (capellanes, religiosos y laicos) y por un grupo de juristas, publica dos importantes boletines: el mensual ‘Levántate’ (dirigido a los presos) y el bimestral ‘Puentes’ (más reflexivo, abordando todo tipo de cuestiones jurídicas, como la pena de muerte o la cadena perpetua, a la luz del Magisterio de la Iglesia).

Contra la pena de muerte

Precisamente, hace ahora un año, el periódico oficialista ‘Juventud Rebelde’ publicó un artículo titulado ‘Iglesia católica declara que la pena de muerte es inadmisible’, haciéndose eco de la nueva redacción del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia en referencia al tema.

Si eso fue ya significativo en un país en el que, durante décadas, lo religioso no ha tenido ningún tipo de presencia pública, el siguiente paso se dio el pasado 24 octubre, cuando el Episcopado cubano pidió públicamente que, en la nueva Constitución, quedara explicitado que “el derecho a la vida debe respetarse desde el momento de la concepción del individuo hasta la muerte natural y, a su vez, sería de desear que abarque la exclusión de la pena de muerte”.

Amistad con la hermana Mercedes

Ya en los años 40 y 50, funcionaba en Cuba La Obra del Preso, impulsada por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, con el apoyo del padre Hilario Chaurrondo. En 1953, cuando los líderes revolucionarios que pretendían derrocar a Batista asaltaron el Cuartel Moncada, fueron derrotados y trasladados a la prisión de Isla de Pinos (hoy, Isla de la Juventud). Allí, los que seis años después triunfarían e implantarían el régimen comunista liderado por Fidel Castro, recibieron la atención de estas religiosas, en especial, de la hermana Mercedes Álvarez. La amistad con ella no se resquebrajó pese a la inicial política anticlerical del régimen, que expulsó del país a muchas comunidades.

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