Se abren dos tumbas en el Vaticano en busca de Emanuela Orlandi, joven desaparecida en 1983

  • El equipo que ha ejecutado la petición de la fiscalía de la Santa Sede ha estado dirigido por el forense y profesor universitario Giovanni Arcudi
  • La exhumación se produjo en el Cementerio Teutónico tras una pista contenida en una carta anónima

El misterio de la desaparición de la joven Emanuela Orlandi se agranda con el tiempo. Hoy se abrirá la penúltima escena en el drama que comenzó el 22 de junio de 1983 cuando esta ciudadana vaticana de 15 años no llegó jamás a casa. A instancias de la Fiscalía del Vaticano –el denominado Promotor de Justicia– un equipo forense dirigido por el antropólogo forense italiano Giovanni Arcudi –profesor de medicina legal en la universidad romana de Tor Vergata– examinará dos tumbas del Cementerio Teutónico. Un gesto del Vaticano que se impone ante las críticas de la familia de Orlandi, que ha acusado a la Santa Sede frecuentemente de falta de colaboración.

En este camposanto, situado dentro de la muralla leonina, a pocos pasos de la Casa Santa Marta en el Vaticano y destinado a la nobleza católica de origen germánico, se van a abrir dos tumbas. La primera de ellas, conocida como “Tumba del Ángel”, es la de la princesa Sofía von Hohenlohe, fallecida en 1836, y la contigua en la que está enterrada la princesa Carlotta Federica de Mecklenburgo, fallecida en 1840.

Una carta anónima

Una exhumación que se desarrollará en la estricta intimidad con el apoyo de las fuerzas de seguridad vaticana y con la presencia del perito y abogado de la familia Orlandi. Esta medida se ha producido tras recibir la propia familia de la joven una carta anónima con una foto de la tumba de la princesa y la leyenda “Busque donde indica el ángel”.

Tumbas que serán objeto de análisis en el Cementerio Teutónico vaticano.

No es la primera tumba que se abre en busca de los restos de la joven desaparecida. En 2012 se analizaron los restos localizados juntos a la tumba del mafioso romano Enrico de Pedis, tras una llamada anónima a un programa de televisión. Entonces se descubrió que el jefe de la banda de la Magliana –principal organización criminal mafiosa de Roma– estaba sepultado junto a las cripta de la basílica de San Apolinar, en el mismo complejo donde Emanuela Oralandi fue vista con vida por última vez en una escuela de música. Tras analizar los muchos restos allí depositados, los análisis no fueron concluyentes y el mafioso trasladado a una sepultura menos solemne. La implicación mafioso fue entonces la línea principal de investigación sobre la desaparición.

Otro revés hubo en el mes de octubre cuando la familia se sumó a las fabulaciones de los medios italianos en torno a unos restos óseos encontrados en la nunciatura de Italia en Roma. Una reclamación que situaría la desaparición programándola dentro de los muros vaticanos –el exorcista Gabriele Amorth se sumó a esta teoría– con intenciones diferentes a las de la mafia.

Tiempo indefinido

Giovanni Arcudi, en una entrevista para los medios vaticanos, ha explicado que se aplicarán “los protocolos internacionales que se utilizan para la identificación de los restos óseos para su clasificación y datación y para todos los demás diagnósticos” de cara a la identificación.

A partir de lo que haya aparecido en las tumbas, se estudiarán los diferentes restos óseos, prolongándose la identificación en un tiempo indefinido “porque depende, precisamente, del estado, calidad y cantidad de los restos que encontremos”. “Los tiempos de implementación estándar pueden ser de tres, cuatro, cinco horas, tratándose de dos tumbas. Sin embargo, estos tiempos pueden sufrir, y por mi experiencia digo que a veces, a menudo, sufren ampliaciones”, añadió

“Después de este primer examen, también podríamos excluir la hipótesis de que los restos óseos pertenezcan a personas diferentes a las dos que fueron enterradas allí”, señala ya en referencia al análisis explícito sobre unos restos introducidos posteriormente en los túmulos. También se harán análisis dentales y de ADN, que “se realizará en todo caso para llegar a certezas y excluir de forma definitiva y categórica que en las dos tumbas haya algún resto atribuible a la pobre Emanuela”, precisa señalando que puede tardar desde 20 a 60 días.

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