Los obispos de Nicaragua piden “un proceso electoral neutral, imparcial y observado nacional e internacionalmente”

  • El Episcopado publica su mensaje pascual en el que afirma que “continúa el sufrimiento del pueblo”
  • La Conferencia Episcopal pide “fortalecer la democracia, la institucionalidad, y una paz duradera”

Los obispos de Nicaragua hicieron hincapié ayer, en su mensaje pascual de 2019 –’La alegría Pascual: Clave para leer la historia patria actual’–, en la necesidad de “un proceso electoral neutral, imparcial y observado nacional e internacionalmente, de lo contrario, no se darán elecciones libres”.

Los prelados proponen en su texto cinco aspectos urgentes a edificar: una Nicaragua donde todos seamos capaces de lograr una visión de cambio que conduzca a una trasformación cualitativa, donde se asuma la centralidad de la persona humana y su dignidad como hijo de Dios, donde respetemos y fortalezcamos la democracia y su institucionalidad, donde se ejerza sin restricciones la libertad de expresión y donde la paz sea fruto de la justicia.

La Conferencia Episcopal del país insistió en la necesidad de renovación en los poderes Electoral y Judicial, para “fortalecer la democracia, la institucionalidad, y una paz duradera” en el país centroamericano, que vive su peor crisis sociopolítica en décadas, que ha dejado 325 muertos según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Sin embargo, organismos humanitarios locales señalan hasta 568, mientras el Ejecutivo solo reconoce 199.

“No podemos quedarnos al margen”

El Episcopado justifica su llamado porque “nuestra fe en Jesucristo muerto y resucitado por nuestra salvación no nos permite quedarnos al margen de los acontecimientos del mundo y para nosotros, de la situación cultural, política, económica, familiar y social del país”. Además, “el cerrarse egoístamente en la propia comodidad y peor aún, avivar sentimientos de odio entre hermanos, no es evangélico”, reconocen.

Los obispos se pronuncian de esta manera debido a que el presidente, Daniel Ortega, no solamente domina el Poder Ejecutivo, sino también los otros tres poderes del Estado como son el Electoral, el Judicial y el Legislativo, lo que le ha permitido gobernar durante 12 años consecutivos, con su núcleo familiar en cargos claves.

“La vida del ser humano tiene sentido en el marco de valores, principios e instituciones democráticas”, subrayaron. Por eso, consideran necesario el fortalecimiento de los principios que fundamentan el Estado de derecho, que se dividen en “supremacía de la ley, división de poderes y respeto a los derechos humanos, lo cual implica que las estructuras de Gobierno no deben ser un poder arbitrario, ni la oportunidad para repartición de cargos, prebendas y privilegios”, añadieron.

Imparcialidad e independencia

“En el caso del Poder Electoral, es necesario que, de acuerdo a las normas establecidas, se renueve de tal manera que sea confiable e independiente”, resaltó el texto.

El Episcopado también tuvo palabras para el Poder Judicial, que en 2009 emitió un fallo que permitió a Ortega la reelección indefinida, y que desde el estallido social del año pasado ha admitido acusaciones contra manifestantes y periodistas que los expertos en leyes consideran ilegítimos.

“En el caso de la administración de justicia, debe ser absolutamente independiente, imparcial, profesional y éticamente impartida, al margen de los designios políticos, partidos e ideologías. Sin una justicia independiente no hay libertad”, indicaron los obispos.

“Continúa el sufrimiento del pueblo”

En el mensaje pascual, los prelados señalan que “continua el sufrimiento del pueblo nicaragüense, los presos políticos, la falta de respeto a los derechos constitucionales, los refugiados, los asilados, la pobreza, el desempleo, la inseguridad, el conflicto por tierras, entre otros, que evidencian que sin la presencia de Dios que ha puesto su tienda entre nosotros, no tenemos futuro”.

En concreto, se cuentan 809 “presos políticos”, casi el doble de los que reconoce el Gobierno, que los identifica como “terroristas”, “golpistas” o “delincuentes comunes”. Ante esta realidad, los obispos recuerdan que “la libertad de la persona no admite ni condiciones, ni excusas burocráticas”.

Por otro lado, Episcopado argumenta que, “en este momento de crisis, los nicaragüenses estamos llamados a establecer acuerdos en materia de justicia que sean duraderos y que se respeten, de tal manera que apoyamos toda iniciativa de diálogo que se haga con buena voluntad”. “No hemos de olvidar que la verdad y la justicia se besan –continuaron–. Esta es la certeza que debe guiar nuestras búsquedas para nuevos horizontes en Nicaragua”.

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