El secretario general de Escuelas Católicas, José María Alvira, ha abordado hoy, 4 de abril, en el marco de la Asamblea General de la organización, la cuestión de los abusos sexuales a menores, destacando especialmente la necesidad de trabajar de forma conjunta para acabar con ellos. Por otra parte, Alvira ha lamentado el actual “ambiente de sospecha generalizada a la Iglesia y sus instituciones”, lo que ha provocado que se olvide “a los miles de religiosos y religiosas que han sido y son ejemplares en su comportamiento con los menores tanto en actividades educativas, misiones, ONG…”.
Por otra parte, Alvira ha recomendado consultar el ‘Decálogo de actuación ante un posible caso de abusos a menores en un centro educativo católico o institución religiosa’ elaborado por Escuelas Católicas y enviado recientemente a los centros. De la misma manera, habló de otros temas que afectan a la educación en general y, particularmente, a la católica. Por eso, no solo ha hecho referencia a la posible reforma educativa y a la asignatura de Religión, sino también a la cada vez mayor “escasez de religiosos que aseguren y den continuidad a los centros católicos”.
Por otro lado, la Asamblea ha reelegido de forma unánime a Juan Carlos Pérez Godoy, salesiano, como presidente de Escuelas Católicas para un segundo mandato de cuatro años. En el acto también se ha hecho entrega de los primeros Sellos de Calidad de EC a los colegios Sagrados Corazones Miranda de Ebro, Sagrados Corazones de Barcelona, San José Sagrados Corazones de Sevilla, Sagrados Corazones de Madrid, Virgen de Mirasierra de Madrid y Nuestra Señora de la Paz Torrelavega. Con este reconocimiento se pretende destacar la calidad de los centros de enseñanza, así como “impulsar, mejorar y reconocer la excelencia de los centros católicos”.
“Humanizar la educación”
La organización ha aprovechado la Asamblea también para presentar el libro ‘Escuela Evangelizadora’, que pretende ser una herramienta de reflexión y ayuda a los centros en el diseño y desarrollo de proyectos educativos evangelizadores. “El libro no inventa nada nuevo”, ha dicho Luis Aranguren, uno de los autores del documento, pero recoge “lo que ya se está haciendo para situar la pastoral en el ámbito de la escuela católica” expresado y adaptado al momento actual.
Aranguren ha destacado, asimismo, que el libro “hace una llamada a humanizar la educación, a transformarla en un proceso en el cual cada persona pueda desarrollar sus actitudes profundas, su vocación y contribuir así a la vocación de la propia comunidad”. Un proceso que significa “poner a la persona en el centro de la educación, en un marco de relaciones que constituyen una comunidad viva, interdependiente, unida a un destino común”.
