Rodolfo Brandán: “Vencer la indiferencia de la sociedad es clave en esta lucha”

  • El cardenal Nichols vista la Argentina para participar del Encuentro Latinoamericano sobre las Nuevas Esclavitudes y Trata de Personas
  • Al finalizar el Encuentro, Vida Nueva dialogó con Brandán, miembro del Equipo de Trata de la Comisión Nacional de Justicia y Paz

El arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, Vincent Nichols, quiso conocer personas claves, especialmente de la Iglesia, que puedan aprender del modelo del Grupo Santa Marta (SMG) y contribuir a su experiencia en las redes. Su deseo es afirmar y alentar el trabajo realizado para combatir el tráfico humano y la trata de personas.

Organizaron y participaron de la reunión, además del Grupo Santa Marta, el CELAM, la Comisión Episcopal de Pastoral Social, la de Migrantes e Itinerantes, la Comisión Nacional de Justicia y Paz, y el Foro Internacional de la Acción Católica. Estas jornadas intentarán ser el inicio de un proceso para integrar el SMG con las estructuras eclesiales latinoamericanas, con organizaciones de la sociedad civil, otras confesiones y las fuerzas del Estado, en lo relativo a la ley y el control policial.

El Grupo Santa Marta

Al finalizar el Encuentro, Vida Nueva dialogó con Rodolfo Brandán, miembro del Equipo de Trata de la Comisión Nacional de Justicia y Paz.

PREGUNTA.- ¿Qué propone el Grupo Santa Marta para el tratamiento del tema?

RESPUESTA.- El Grupo Santa Marta trabaja con referentes que pueden compartir experiencias, aprender conjuntamente y encontrar soluciones al grave desafío penal que plantea la trata de personas. El grupo es un medio en el que se crean relaciones de confianza, para generar luego cooperación y respuestas prácticas. Cada miembro es independiente y lo que los une es el respeto mutuo y el deseo de trabajar juntos para abordar el problema de la esclavitud y la trata de personas. La creatividad, la imaginación y la flexibilidad son las características de esta relación, junto con la determinación de colocar las necesidades de las víctimas en el centro de su respuesta.

El Grupo de Santa Marta es, tanto un método como un lugar de encuentro, para buscar y compartir respuestas creativas contra la criminalidad y los males que causa. El Grupo no trata de imponer una solución única a un problema complejo y transnacional, sino que reúne las habilidades, la sabiduría y la experiencia de sus miembros que trabajan en contextos nacionales muy diferentes. El SMG ayuda a compartir ese aprendizaje y experiencia para crear relaciones, redes y coaliciones para enfrentar la esclavitud y el tráfico y, por eso, marca la diferencia.

P.- ¿Qué novedades trajo la presencia del Cardenal Vincent Nichols?

R.- Más que novedades, es reafirmar el camino tomado. Y alentar la construcción de confianza con las fuerzas de seguridad para trabajar juntos contra esta problemática.

P.- Después de escuchar las experiencias latinoamericanas ¿se anima a hacer un diagnóstico sobre el problema de la trata en el continente?

R.- La trágica realidad de este crimen en todo el continente es muy similar, con algunas tintes locales diferentes, pero el delito sigue siendo el mismo en todos lados. La vulnerabilidad de las personas se manifiesta de diversas maneras. La mayoría de los países tienen un marco regulatorio contra este delito, pero no se avanza con la aplicación de la ley.

P.- ¿En qué temas habría que avanzar más aceleradamente o pensar otras soluciones?

R.- Vencer la indiferencia de la sociedad es clave en esta lucha. El delito parece ser invisible, se naturaliza la explotación de las personas, tanto en lo laboral como en lo sexual, se cosifica al ser humano. Son personas no mercancía. Si se tomara mayor conciencia de la gravedad de estas situaciones no habría demanda para facilitar la explotación. La educación de las nuevas generaciones es muy importante, es especial estar alertas en el buen uso de las nuevas tecnologías, que se convierten en nuevos lugares de captación.

P.- ¿Cómo continuará el trabajo a partir de ahora?

R.- El desafío es fortalecer las redes que venimos trabajando juntos, sumar a otros. El delito lo realizan redes de mafias, entonces hay que enfrentarlas también con un trabajo en red. Mantener siempre en el centro de todas las tareas la dignidad de cada persona, las víctimas y sus familiares. La construcción de confianza con las fuerzas de seguridad y crecer en la cooperación entre los países del continente.

Las conclusiones del Encuentro

Síntesis de las Conclusiones

Nos hemos reunido en el Encuentro Latinoamericano sobre Nuevas Esclavitudes y Trata de Personas con el lema  “Juntos contra la Trata de Personas”, representantes de distintas organizaciones de varios países de América Latina provenientes de la Iglesia Católica, de otras Confesiones Religiosas, de la Sociedad Civil y la Policía Federal, junto al Cardenal Vincent Nichols, Arzobispo de Westminster, Inglaterra designado al frente del Grupo Santa Marta por el Papa Francisco para luchar contra la Trata de Personas. Lo iniciamos el viernes 8 de febrero adhiriendo a la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas en el día de Santa Josefina Bakhita, en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.

Nos sentimos impulsados por el Espíritu Santo, con voz profética, para resaltar, valorar, defender, honrar la igualdad en dignidad y derechos de toda persona humana, apoyados en la tradición bíblica. La vida es un don de Dios y nadie tiene derecho a quitarla o dañarla, porque toda vida responde a un proyecto de Dios.

Nos unimos a la voz del Papa Francisco para decir “Aunque tratemos de ignorarlo, la esclavitud no es algo de otro tiempo. Ante esta trágica realidad, no podemos lavarnos las manos sino queremos ser, de alguna manera, cómplices de estos crímenes contra la humanidad. No podemos ignorar que hay esclavitud en el mundo, tanto o más quizás que antes.”

Ante este flagelo de la humanidad, que actualmente afecta a 40 millones de personas en el mundo, violando lo expresado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en diversas convenciones internacionales, debemos mirar este mal a la cara y enfrentar juntos todos los días esta brutal realidad para prevenir, rescatar, asistir, proteger y servir a las víctimas de estas nuevas esclavitudes, desde cada una de nuestras comunidades.

En la reflexión de estos días valoramos la necesidad de:

Promover procesos de asistencia integral centrados en la persona y en la defensa irrestricta de su dignidad. La persona  humana se encuentra en el centro de nuestro hacer y nuestra conciencia.

La Iglesia y las instituciones asistentes nos comprometemos a promover iniciativas entre la sociedad civil, las distintas confesiones, la Policía y las agencias gubernamentales, con el fin de construir confianza entre todas estas instituciones en la erradicación de este mal y en la asistencia a las víctimas. Esto implica desarrollar y sostener una cooperación práctica sobre una visión compartida.

Fomentar acciones de acompañamiento que permitan que las víctimas puedan aportar a los procesos judiciales sin miedo a las consecuencias.

Reclamar que se destinen mayores recursos para la erradicación de la Trata de Personas, impulsando que los países tengan un presupuesto específico para este fin.

Concientizar a las comunidades para que todos abramos nuestros ojos a la realidad invisible de la trata de personas, en particular a las más vulnerables, entre ellos a las poblaciones migrantes.

Profundizar en todos los niveles de educación formal y no formales contenidos como la dignidad, la igualdad, el respeto de toda persona humana.

Promover medidas legislativas y ejecutivas que permitan acciones preventivas en internet y en las redes sociales, entendiendo estos como nuevos escenarios de captación de víctimas.

Avanzar en medidas para la implementación efectiva de los decomisos de los bienes provenientes de la Trata de Personas, cuyo destino debe ser el combate del delito, la prevención y la asistencia de las víctimas, administrado efectivamente. Si bien gran parte de los países cuentan con normativa al respecto, en algunos de estos su implementación sigue siendo una deuda pendiente.

Peticionar una mayor presencia de los Estados y el efectivo funcionamiento de los organismos de prevención, control y asistencia a las víctimas, así como la efectiva persecución de la corrupción y a la impunidad de la criminalidad organizada, para lograr el enjuiciamiento de los perpetradores de este mal.

Solicitamos a los Estados medidas de prevención ante la desaparición de niñas, niños y adolescentes, en especial atención con fines de explotación sexual y extracción de órganos. Así mismo pedimos asistencia eficaz y rápida  para los hijos de las víctimas.

Promover que los países no compren bienes y servicios de cadenas de suministros donde haya trabajo esclavo estableciendo para ello un sistema de auditorías obligatorio para proveedores del Estado.

Promover la conformación de fiscalías especializadas, en el ámbito de la justicia para combatir el delito y reclamamos la celeridad de las resoluciones en la justicia.

Potenciar la red de comunicación entre las instituciones y organizaciones a nivel diocesano, nacional y latinoamericano tendientes a lograr efectivamente una red de redes, donde incluir a todos los actores sociales que trabajan contra este flagelo, para compartir recursos y potenciar las acciones.

Realizar campañas regionales, centradas en las personas y en la valorización del ser humano y en la concientización de este mal.

Encomendamos las conclusiones a las que hemos arribado, nuestro trabajo  y  en especial a las víctimas y sus familias a Dios, Padre de la Vida. Que la intersección de María, Madre de los pobres y sufrientes nos acompañe a caminar.

Buenos Aires, 11 de febrero 2019
Festividad de la Virgen de Lourdes

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