Los Cristianos LGTBI de Madrid piden “cambios en la Iglesia”

Crismhom semana teología

“La familia cambió hace mucho tiempo, tal vez sea la Iglesia la que no ha querido ver este cambio”. Con estas palabras ha comenzado Margarita Benedicto, vicepresidenta del colectivo de cristianos y cristianas LGTBI de Madrid (Crismhom), su intervención en la mesa redonda ‘Algunos espacios donde afloran signos de lo nuevo’, celebrada hoy, 30 de enero, en el marco de la XXX Semana de Teología Pastoral organizada por el Instituto Superior de Pastoral y que se está celebrando en el Auditorio Ángel Herrera.

Pepa Torres, que ha actuado de conductora de la mesa redonda, ha señalado las palabras del Papa en las que se destaca que “la realidad es siempre mayor que la idea, y esto es aplicable a la familia”. Y es la familia, precisamente, como núcleo social y espacio de intimidad personal, donde se encuentran esas pequeñas “semillas de lo nuevo”. “La familia ya no es lo que era, ni la cristiana ni la no creyente”, ha dicho Benedicto, “ya no es el padre el que lleva el sustento ni la mujer la que se queda en casa teniendo todos los hijos que Dios quiere”.

Con el objetivo de ser consciente de cuáles son los signos de los tiempos, la Iglesia “está llamada a redescubrir las novedades” y a establecer “nuevos lazos con la espiritualidad”, tal como ha destacado Ana María Schlütter, maestra zen y creadora del zendo Betania para laicos. “La riqueza de la espiritualidad es que vivimos en un mundo muy diverso”. Unos lazos que, en palabras de Francisco, deben llegar también a las periferias: a las físicas, pero también a las espirituales.

Practicar la misericordia y el discernimiento

“Una vida sin profundidad no está bien vivida”, ha señalado Luis Ángel Redondo, párroco de la pequeña localidad de Saldaña (Palencia). “Tenemos que escuchar más que mirar”, ha recordado, “pero hacerlo de una forma esperanzada y con ternura evangélica, creando comunidades con sabor a hogar”.

En este sentido, Benedicto ha señalado que la Iglesia “es una institución que siempre ha tenido una posición preferencial hacia los marginados, pero que nunca ha sabido tener empatía con el sufrimiento de las personas LGTBI”, y eso hace necesario “un cambio en la Iglesia”.

“Ahora mismo los avances pasan por acoger a las personas a nivel individual”, ha apuntado Benedicto. “Francisco ha hecho referencia en muchas ocasiones a la misericordia y también al discernimiento”, que no es otra cosa sino “buscar la verdad desde el interior de uno mismo”, y esto “se puede aplicar perfectamente a la escucha de las personas de este colectivo y sus familias, ver cómo viven su libertad, saber qué es lo que dicen ellos de sí mismos”.

“Apartados de la Iglesia”

Y es que “todas estas personas, por vivir estas realidades, no dejan de creer en Dios”, sino que se sienten “rechazados por la comunidad” y, por tanto, “apartados de la Iglesia”. “Es un camino muy doloroso, pero la mayoría de estas personas se aferran a su creencia y descubren en su interior que Dios les ama sean como sean”, ha apostillado.

Sin embargo, Benedicto ha apuntado que “tal vez por la doctrina que se niega a reconocer que estas personas son hijas de dios y pueden ser santas sin negar su identidad, estas han procedido a ocultarse”, revelando esto una “gran hipocresía por parte de la Iglesia, en la que hay homosexuales” y que utiliza la ideología de género “como arma arrojadiza para eludir el diálogo”.

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