La psicología entra en los seminarios: “Puede llegar a ser una ayuda inestimable”

  • “Hay que tenerla en cuenta a la hora de conseguir formar pastores según el corazón de Jesús”, señalan desde la Comisión Episcopal de Seminarios
  • La aportación de esta disciplina fue abordada en un curso para formadores que se ha clausurado hoy en Madrid

Seminaristas durante una celebración

Con el lema ‘Formarse para formar: empezar en el Seminario. La dimensión humana y la dimensión espiritual en la formación inicial’, en el mediodía de este viernes 4 de enero, se ha clausurado en Madrid el curso que, desde el pasado miércoles, y organizado por la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades, estaba destinado a formadores que hayan empezado recientemente su servicio en estos centros.

Como señala Sergio Requena, director del Secretariado de esta comisión, “el curso se ofrece a los formadores que empiezan su tarea en el Seminario. Cada año se pone el acento en algunas de las dimensiones de la formación, y este año ha girado en torno a la dimensión humana y la dimensión espiritual, y también hemos tenido tiempo para hablar de las redes sociales y de las actividades que podemos organizar en los seminarios en torno al cine. La dinámica ha tenido exposición de los temas y mucho tiempo para compartir todos juntos o en pequeño grupo”.

Comprender etapas de crecimiento y maduración

Uno de los aspectos en lo que también se ha hecho incidencia es en la aportación que la psicología puede hacer en el campo formativo de los jóvenes candidatos al sacerdocio.“La nueva ‘Ratio fundaméntales instituto Onia sacerdotalis’ nos habla de la importancia de la dimensión humana. En este sentido, hay que contar con el apoyo que pueda prestarnos la psicología en el tiempo de formación, nos sirve para comprender los diferentes momentos formativos y y las diversas etapas de crecimiento y maduración por las que atraviesan los seminaristas”, señala Requena.

En este sentido, el sacerdote asegura a Vida Nueva que la psicología puede llegar a ser una ayuda inestimable a la hora de superar diversas situaciones que ponen en dificultad el camino vocacional, o que por el contrario nos puede sugerir que hay que abandonarlo. Es una ayuda que hay que tener en cuenta a la hora de conseguir nuestro objetivo más importante: formar pastores según el corazón de Jesús”.

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