Tras la Cumbre del Clima: Salvar la Tierra, límite 2040

  • Cáritas y Manos Unidas reflexionan en Vida Nueva sobre las luces y sombras de la Cumbre de Katowice
  • Echan en falta un enfoque basado en los derechos humanos y en clave de justicia climática
  • Los expertos alertan de que en 12 años debe reducirse a la mitad la emisión de gases contaminantes

Cumbre Clima Katowice

Los analistas aún siguen calibrando hasta qué punto se ha avanzado o no en la última Cumbre sobre el Clima de la ONU, celebrada en la localidad polaca de Katowice. Aunque menos mediática que las negociaciones entre las delegaciones políticas, ha sido especialmente significativa la aportación de entidades sociales que han acompañado el debate estos días en Polonia.

Contactadas por Vida Nueva, las representantes de Cáritas y Manos Unidas desplazadas estos días a Polonia nos ofrecen su propia impresión. Desde Cáritas, Cristina Linaje considera que “esta cita era la más importante tras el Acuerdo de París, pues, si bien este fijó el marco general de actuación y los objetivos a lograr, ahora el fin era desarrollar el reglamento (o libro de reglas) conjunto para concretar y estandarizar los esfuerzos de los países. Es decir, definir reglas del juego más concretas y comunes a la hora de aplicar los planes a nivel nacional”.

Señal de alarma

En cambio, lo más negativo, entiende la representante de Cáritas, es que “no se ha acordado aumentar la ambición de los esfuerzos ni en cuanto al recorte de emisiones ni sobre su velocidad”. Algo que se ha percibido claramente con la actitud hacia “la evidencia ofrecida por el Grupo de Expertos Científicos, un instrumento de la propia ONU para aportar datos científicos sobre el estado del calentamiento global. En octubre presentó su último informe y en él se daba una señal de alarma, dejando claro que solo tenemos un margen de 12 años para reducir la emisión de gases a la mitad y evitar así unas consecuencias catastróficas”.

Pese a ello, lamenta Linaje, “nos encontramos con que los planes nacionales presentados por los países, ni aun sumando todas las medidas prometidas, son insuficientes para solucionar este problema. Tenemos que ser conscientes de que necesitamos redoblar los esfuerzos, y hacerlo rápido. Si no, en 2040, ante el aumento de la temperatura media de 1,5 grados, nos encontraremos con que hemos superado el umbral determinado por los estudios científicos y estaremos expuestos a sufrir impactos muy dañinos en todo el planeta, que afectarán especialmente a las personas más vulnerables”.

Compromisos genéricos y difusos

A juicio de la representante de Cáritas, “se ha echado en falta en Polonia ese lenguaje ambicioso. Se llama genéricamente a la reflexión sobre lo apuntado por el Grupo de Expertos Científicos, pero no se ha acordado un aumento del recorte de emisiones. Esta decisión se pospone al próximo año, cuando se celebrará una cumbre climática convocada para septiembre en Nueva York para analizarlo”.  Aunque lo cierto es que, desde ya, “necesitamos compromisos más claros y específicos”.

Una excepción ha sido una declaración suscrita en este sentido por un grupo de países, entre ellos España y, a nivel global, la Unión Europea; pero, frente a ello, “está la política de bloqueo de Estados Unidos, Brasil, Rusia o Arabia Saudí, teniendo muchos la sensación de que han imperado los intereses económicos y de corto plazo frente al bien común”. De hecho, en el caso de Estados Unidos, “está claro que no hay la misma actitud de compromiso que antes [con la Administración Obama]. Así, hasta dudan de lo expuesto por el Grupo de Expertos Científicos, lo que supone un evidente paso atrás”.

El clamor de Francisco

Lucía Buj, que ha acompañado en Katowice a un grupo de cuatro jóvenes voluntarios de Manos Unidas, destaca “lo que ha supuesto para todos nosotros esta experiencia junto a la red CIDSE, en la que nos encuadramos. Han sido días de compartir visiones y trabajos con otras entidades, de trabajar haciendo incidencia política con quienes participaban de las negociaciones y, sobre todo, de reafirmar nuestro compromiso con lo expuesto por Francisco en ‘Laudato si”, percibiendo con claridad que es necesario trabajar por los más pobres, pues son ellos los que más sufren las consecuencias de la injusticia climática”.

Cada día, los jóvenes contaban su experiencia en las redes sociales, sobre todo en la cuenta de Instagram ‘ManosUnidasySostenibles’, que fue creada este verano durante el Campamento Sostenible para Jóvenes de Manos Unidas y donde se recibió formación, entre otras cosas, para su participación en la cumbre de Polonia.

Por un mundo más justo

Ya de regreso a España, Buj recupera lo vivido en estos “días históricos” y se congratula por “haber sido parte de una marea humana que reclama y alza la voz por un mundo más justo”. Y es que, si de algo se debería hablar en una cumbre climática, “es de derechos humanos; precisamente, lo que reivindicamos al pedir un mundo más habitable”. En este sentido, Katowice ha supuesto “un pasito más… Queríamos un avance mucho más ambicioso, pero al menos no ha sido un retroceso”.

Linaje comparte esa idea y lamenta “el poco peso que los derechos humanos han tenido en la decisión final. Hasta el punto de que podemos decir que los derechos humanos han sido los grandes ausentes de la decisión final de Katowice. A pesar de que el Acuerdo de París se comprometió a proteger, respetar y considerar los derechos humanos en la acción climática, la única referencia a ellos en la declaración final desapareció del texto en el último momento. Para Cáritas, una acción climática que no ponga en el centro a la persona y sus derechos humanos no tiene sentido”.

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