Cristina Ruiz Fernández: “Taizé es la patria de mi fe”

Cristina Ruiz Fernández, periodista

En vísperas del Encuentro Europeo de Jóvenes, que acogerá Madrid a finales de año, acaba de ver la luz ‘Vidas tocadas por Taizé’ (San Pablo), el “espejo” donde la periodista Cristina Ruiz Fernández (Madrid, 1977) refleja su propia vivencia de la que considera la “patria” de su fe. Y lo hace a través de ‘Conversaciones en torno a la oración, la sencillez, la solidaridad y el ecumenismo’ con personas que transmiten “la alegría y la esperanza” que impregnan todo cuanto sucede en torno a esa comunidad.

PREGUNTA.- ¿Taizé cambia la vida de la gente?

RESPUESTA.- Esa pregunta fue la motivación inicial del libro. Sin embargo, a lo largo de las entrevistas me di cuenta de que la pregunta estaba mal formulada. Taizé es un lugar donde la vida de las personas cambia, pero no es Taizé lo que las cambia, sino el encuentro con Dios que allí se propicia.

P.- ¿Cómo ha cambiado la suya?

R.- Tras las primeras visitas en mi juventud, he dado muchas vueltas eclesialmente: desde los maristas hasta la revista ‘Alandar’ y la Parroquia de Guadalupe, he hecho míos muchos carismas. Sin embargo, cuando puedo escaparme a la oración de Taizé que se organiza cada viernes en la parroquia de mi barrio, siento que vuelvo al lugar donde pertenezco. Por eso en el libro uso el símbolo de la “patria”, porque allí está enraizada mi identidad a nivel de fe.

P.- Con el permiso del pequeño Miguel Ángel, ¿tienen estas páginas algo de “hijo soñado”?

R.- Este libro no es tanto un hijo como un espejo, un trozo de mí misma. Al principio, estaba planteado con un enfoque más periodístico, pero durante su elaboración me di cuenta de que la narración me pedía colarme como personaje, introducir mi voz y mi vivencia de Taizé, y decidí que era necesario mostrar en él mi propio reflejo. (…)

P.- ¿Qué espera del próximo Encuentro Europeo de Jóvenes que celebra a finales de año en Madrid?

R.- Espero que la gente de Madrid abra la mente a la diversidad que llega, a las diferentes formas de ser cristiano que vamos a tener en nuestras parroquias y en nuestras casas. Espero también que cale la manera de orar tan profunda y llena de sentido, que el encuentro sea una escuela de espiritualidad y de hondura.

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