Obispo mexicano suplica ayuda tras el paso del huracán Willa

Lamenta que la cobertura mediática que se le ha dado a temas coyunturales haya desviado la atención de la catástrofe en Tepic

La semana pasada, el estado de Nayarit fue golpeado fuertemente por el paso de la tormenta tropical Vicente y el Huracán Willa, fenómenos que provocaron la muerte de cuatro personas y más de 150 mil damnificados en el estado ubicado al oeste del país. Al día de hoy, la emergencia continúa.
Ante la ausencia de cobertura mediática sobre la catástrofe, el obispo de la Diócesis de Tepic, Luis Artemio Flores, se ha visto en la necesidad de dirigir una carta al presidente del Episcopado Mexicano, cardenal Francisco Robles Ortega, para solicitar el apoyo de toda la Iglesia en el país.
Por principio de cuentas, el obispo explica en la misiva que tanto Vicente como Willa provocaron el desbordamiento de los ríos Acaponeta y San Pedro, por lo que prácticamente cinco municipios quedaron totalmente inundados.
Como consecuencia –añade– hubo una “pérdida total de muchas familias en sus hogares, ganados y cosechas, arrojando como resultado hasta hoy, 150 mil damnificados.

Nula repercusión mediática

Luis Artemio Flores lamentó que una catástrofe de esta magnitud no haya tenido repercusión en los medios de comunicación, debido a que en las últimas semanas han puesto su atención en la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México y en la Caravana Migrante.
Explica que por el momento la solidaridad ha sido sólo local, manifestada en ayuda humana para la limpieza de las casas y de las calles de los pueblos, además de la entrega de víveres, en la que han participado organismos civiles y de gobierno.
Considera que en este momento es necesaria una asistencia permanente en enseres del hogar como: camas, refrigeradores, estufas y aparatos domésticos.
“Hemos organizado una colecta en el resto de nuestra diócesis, pero creemos que no es suficiente dada la dimensión de la tragedia. Es por eso que acudimos a ustedes, solicitando su generosa ayuda con nosotros, y dar un poco de consuelo y presencia como Iglesia Madre”, concluye Artemio Flores.

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