Gloria Liliana Franco: “Seguimos apostando por la utopía de la fraternidad”

Gloria Liliana Franco, presidenta de la CLAR

Como superiora provincial del Pacífico, Gloria Liliana Franco Echeverri palpita con la vida y misión de la Orden de la Compañía de María en Estados Unidos, Perú y Colombia, su país natal, donde también lidera la Conferencia de Religiosos desde 2016. Ahora, con su elección como presidenta de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR), el pasado 29 de agosto al concluir la XX Asamblea General, su ministerio de animación se ensancha ante los múltiples retos que afronta la vida consagrada en el continente.

PREGUNTA.- ¿Cómo recibe la misión de animar la CLAR en el trienio 2018-2021?

RESPUESTA.- Con la confianza puesta en Dios, que me reviste de paz y me hace sentir que la fuerza y la posibilidad surgen de lo comunitario. Soy consciente de la trascendencia de este momento eclesial y experimento la llamada a la comunión, a la sinodalidad, a hacer camino como Pueblo de Dios.

La realidad de América Latina y el Caribe, con el fenómeno creciente de la migración y la trata, la corrupción generalizada en nuestros países, la polarización que se vive en casi todos nuestros pueblos; la situación de la mujer, víctima de tantas formas de violencia; los daños que, amparados en intereses particulares, le hacemos al planeta… Todo ello me habla de la necesidad de mantener nuestra identidad como consagrados y no claudicar en el empeño por ser discípulos, profetas y misioneros.

Casi al día siguiente de finalizada la Asamblea, salí para el Chocó, un rincón del Pacífico colombiano empobrecido por la corrupción. Allí tenía un compromiso que había asumido previamente con los religiosos de las diócesis de Itsmina y de Quibdó. Son hombres y mujeres muy comprometidos, que río arriba y río abajo van caminando con su pueblo. Su empeño es evangelizar, educar, dignificar, sanar heridas, formar pequeñas comunidades de base para que resuene la Palabra y se transforme la realidad. Sus amigos son los más pobres y su tiempo lo dedican a lo gratuito de la relación y el anuncio… Junto a ellos, a sus sensibilidades, búsquedas y compromisos, sentí que el Espíritu de Jesús me confirmaba en esta nueva misión y me pedía caminar siempre en condición de hermana, con los ojos bien abiertos y dando razón de la esperanza que me habita.

P.- ¿Qué inspira hoy día las búsquedas de la vida consagrada latinoamericana?

R.- Las búsquedas estarán siempre inspiradas por Jesús, nuestro Dios, que se encarnó para enseñarnos el arte de lo profundamente humano. Por Él y sus opciones, no podemos perder de vista la relación con el Padre, centro y fundamento que a todo le confiere sentido, la experiencia profunda de la acción del Espíritu, único capaz de hacerlo todo nuevo; la situación de los pobres sociológicos y existenciales, en las parcelas del Reino en las que estamos, de las víctimas, de aquellos a los que se les niega todo derecho y posibilidad; el valor de lo comunitario, de caminar y construir con otros, acogiendo e integrando nuestras diferencias y, en un mundo fragmentado, seguimos apostando por la utopía de la fraternidad.

Nos inspira la realidad, ese lugar teológico en el que Dios no para de hablarnos y convocarnos al ‘más’ de la entrega y la misión. La voz de tantos que por los caminos nos recuerdan que tienen derecho a su porción de dignidad y de tierra.

Nos inspira la fuerza de nuestros carismas congregacionales y la osadía de quienes supieron fundar en despoblado, la capacidad de riesgo y el empuje de todos los que se abrieron camino en la noche. Ellos y su mirada contemplativa, que los hizo atentos a la realidad y capaces de comprometerse con las situaciones más necesitadas de respuesta, compromiso y acompañamiento.

Y este año, en el que hacemos memoria de los 50 años de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín, nos inspira este ‘kairós’, todos aquellos hombres y mujeres que se han situado ante la realidad en dinámica de ver, juzgar y actuar. Los que han dado la vida en esta tierra, los mártires de nuestra América. Todos los testigos que, con sencillez y en lo cotidiano, han abrazado el Evangelio y caminado fielmente con su pueblo.

P.- Mística y profecía son parte de la impronta de la CLAR…

R.- En nuestras reflexiones venimos sintiendo que la mística de una nueva forma de vida consagrada se alimenta en la experiencia de la contemplación del misterio trinitario en la Creación y en la humanidad.

La espiritualidad trinitaria nutre la mística profética de la vida consagrada y se manifiesta en el reconocimiento de las diversas identidades y en la disposición activa a entretejer relaciones interpersonales dialógicas y compasivas.

Nos compromete a vivir una eclesiología de la comunión sin claudicaciones y a confrontar con nuestro estilo de vida pobre la cultura del consumo, la exclusión y la separación que revela la crisis planetaria de coexistencia.

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