Amor, perdón, unión y verdad: la receta de Omella para una Diada de todos los catalanes

  • En un momento político especialmente tenso, pide hacer presente “el espíritu franciscano”
  • Dedica su carta dominical a reclamar “un clima nuevo”, basado en la concordia, para toda Cataluña

Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y neocardenal

A dos días de la Diada de Cataluña, que se celebra este martes 11 de septiembre en un momento especialmente tirante entre el Ejecutivo de Pedro Sánchez y la Generalitat de Cataluña, encabezada por Quim Torra, el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha querido contribuir a la concordia. Y lo ha hecho a través de su carta dominical, publicada este día 9 y que se titula ‘Ante la Diada de este año’.

“Me vienen a la memoria –empieza el cardenal– las palabras iniciales de una famosa oración, según el espíritu de san Francisco de Asís. Con estas palabras, muchos hombres y mujeres de buena voluntad de todo el mundo se han dirigido a Dios durante muchos siglos. Son estas: ‘Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Que allá donde hay odio, yo ponga el amor. Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón. Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión. Que allá donde hay error, yo ponga la verdad’”.

“Este once de septiembre –prosigue– puede ser un buen día para hacer presente el espíritu franciscano, tan arraigado en la cultura catalana. En las actuales circunstancias, es posible que alguien piense que esto es una utopía. Pero hay utopías que, con la buena voluntad de todos y con creatividad, acaban convirtiéndose en realidad”.

La llamada de los obispos

En este sentido, Omella pide recuperar la invitación que, al conjunto de la sociedad, dirigieron todos los obispos catalanes el pasado 16 de febrero, cuando llamaron a “esforzarnos por rehacer la confianza mutua en el seno de una sociedad como la nuestra, en la cual se da una gran pluralidad cultural, política y también religiosa”. “La cohesión social –invitaban entonces los pastores–, la concordia, sentirnos próximos los unos a los otros y el respeto a los derechos de todas las personas que viven en Cataluña, debe ser uno de nuestros objetivos prioritarios en este momento”.

Con un tono directo, interpelante, el prelado lanza “una llamada a la concordia”, pues, “solo en un clima de concordia, es posible avanzar hacia ‘una solución justa a la situación creada que sea mínimamente aceptable para todos, con un gran esfuerzo de diálogo desde la verdad, con generosidad y búsqueda del bien común’”.

Signos para la esperanza

“Últimamente –advierte, posiblemente en relación a la reunión en La Moncloa de Sánchez y Torra semanas atrás–, hemos vivido hechos y signos positivos en esta línea. Ojalá llegaran otros y pudiéramos crear un clima nuevo. ¡Que Dios nos ayude!”.

Con el fin de “construir puentes”, Omella concluye interpelando a la comunidad cristiana para que, más allá de las ideas de todos sus miembros, se comprometan en un nuevo paradigma basado en la confianza: “La Iglesia católica debe ser un factor de cohesión social, una instancia que busque y promueva caminos de buena voluntad, caminos de esperanza y paz, caminos de comunión y no de confrontación”.

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