Los religiosos catalanes: “Nunca un atentado puede unir a una religión”

  • “Tenemos que buscar puntos de concordia, sin segregar culturas”, señala Lluis Serra, de la Unión de Religiosos de Cataluña
  • La URC insiste en la importancia de no abandonar la oración un año después de los ataques de Barcelona y Cambrils

Vida Nueva entrevista a Lluis Serra, marista y secretario general de la Unión de Religiosos de Cataluña (URC), para hablar sobre la vida religiosa en la región un año después de los atetados.

PREGUNTA.- ¿Cuáles fueron las primeras medidas que la URC adoptó al conocer la noticia de los atentados en Barcelona?

RESPUESTA.- A mi personalmente me pilló dando un curso en Ibiza a una congregación religiosa, fue un impacto muy fuerte, y más porque la oficina de la URC está a cinco minutos de Las Ramblas. Me puse en contacto telefónico con el presidente, los miembros de la junta y, por la noche, publicamos una nota de prensa.

En ella se reflejaba perfectamente los primeros sentimientos que surgieron y que son los más profundos y los que han continuado a lo largo del año: de la oración a la solidaridad, pasando por compartir con proyectos ciudadanos e instituciones para atender a lo que se pudiera.

Posteriormente, desde las congregaciones, teniendo en cuenta que en menos de un mes empezaba el curso, se pensó en que el acto tenía que servir para no estigmatizar culturas o religiones y, fundamentalmente, hacer una condena total a la violencia. Nunca una violencia de este tipo puede unir a una religión.

P.- ¿Qué lecciones cree que han dejado estos actos terroristas?

R.- Una que me parece una reacción popular y que considero positiva fue el sentimiento de ‘no tenemos miedo’. Afrontar los problemas sin miedo porque esto podría pasar en cualquier momento, en cualquier ciudad. Hay que buscar puntos de concordia, sin segregar culturas porque vengan de tal país o de tal otro. En cambio, me preocupa que los silencios e interrogantes sin respuesta que hay. Habría que explicar a los ciudadanos qué pasó en realidad para que se puedan evitar futuros actos parecidos.

P.- ¿Cómo explicaría la presencia de Dios en medio de todo el dolor que produjo el atentado?

R.– Para mi es la misma reacción que puede tener cualquier persona ante el dolor, ante la muerte o la injusticia, es decir, la máxima situación personal que me lleva a adentrarme en el misterio. Uno no sabe bien lo que ocurre y entramos en el problema del sentido, hay cosas a las que cuesta encontrárselo y la confianza o la fe en Dios permite entender que tiene que haber alguna explicación no racional que se nos escapa.

P.- ¿Ha tenido posibilidad de encontrarse con algún dirigente del islam en Barcelona y percibir si han sentido el rechazo de la sociedad?

R.- Participo en un grupo de diálogo interreligioso de diferentes confesiones, donde también hay de religión islámica y la relación entre todos es de cordialidad. Son personas con una gran sensibilidad hacia este tema y conscientes de que en realidad si fuera alguien de aquí, que hubiera cometido un tipo de atentado, no estigmatizaríamos a todo el colectivo.

P.- ¿La URC tiene prevista alguna celebración particular por el trágico aniversario?

R.- Nos sumaremos a los actos públicos y haremos el que consideramos que es el más importante: orar. Aunque pueda parecer que no sirve de nada, en realidad, la oración sirve para situarse en sintonía con el evangelio, incluso para intentar buscar concordia con los enemigos. La oración sigue siendo importante y también la colaboración, el compromiso en todo lo que se está haciendo, en el día a día, con las organizaciones sociales con presencia en lugares de periferia.

La acción de la vida religiosa fue sacudida el 17 de agosto y por ello ha habido que afrontar un plus de intensidad y dolor, pero hay que responder a un proyecto a largo plazo y de presencia, de establecer puentes… Lo importante es el trabajo del día a día, con mucha discreción e ir desactivando las ideas fáciles y populistas que generan divisiones entre la gente.

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