Los marianistas estrenan superior general: el francés André Fétis

  • La Compañía de María celebra su XXXV capítulo general en Roma bajo el lema ‘Un hombre que no muera’
  • A través de una carta, el Papa invita a los religiosos a vivir en un estado de “misión permanente, para estar presentes en el mundo compartiendo sus alegrías y tristezas”

El superior general de los marianistas, André Fétis

El padre André Fétis es desde ayer el nuevo superior general de la Compañía de María para los próximos seis años. El sacerdote marianista francés fue elegido en votación por los 32 delegados de los cinco continentes en el transcurso del XXXV capítulo general de la congregación que se celebra en Roma bajo el lema ’Un hombre que no muera’, expresión de su fundador, el beato Guillermo José Chaminade, que busca ser una llamada a fortalecer la identidad y la entrega de la familia marianista.

Fétis tiene 57 años y es natural de la localidad de Périgueux, en la que hace 200 años también nació el fundador del instituto. Hasta ahora formaba parte del distrito de Costa de Marfil. El religioso toma el relevo del español Manuel J. Cortés, superior general durante los últimos doce años. Tras la elección el capítulo general sigue su curso hasta el 29 de julio, orientado ahora en determinar las directrices y prioridades para el nuevo Consejo General y para toda la Compañía.

Capacitados para ser testigos

Para elaborar esta hoja de ruta, los capitulares tendrán presente la carta enviada por el Papa  en la que les anima a centrar su vida en Jesús para contar con “la gracia para la misión permanente, para estar presentes en el mundo compartiendo sus alegrías y tristezas, desde una profunda experiencia de Dios que nos capacita para ser testigos”.

Los delegados marianistas, en el XXV Capítulo General de la congregación

Los delegados marianistas, en el XXV Capítulo General de la congregación

A partir de ahí, ensalza tres rasgos del carisma marianista: la dimensión eclesial, la disponibilidad y la espiritualidad mariana. De esta manera, les propone “renovar el carisma de servir a los jóvenes y los más necesitados”, “continuar con la misión de promoción de la fe y el compromiso por la justicia social”, así como “anunciar la Buena Nueva con los medios oportunos, con la alegre convicción de que merece la pena el seguimiento de Cristo y la predicación del Evangelio vivido con radicalidad y sinceridad”.

Con la mirada puesta en la reciente beatificación de Adela de Batz de Trenquelléon, cofundadora del Instituto de las Hijas de María Inmaculada Marianistas, Francisco insta a los religiosos a llevar a cabo una “renovación interior” que desemboque en “impulsar el carisma recibido”.

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