Pastoral de importación: ¿métodos o experimentos para evangelizar?

Adoración al Santísimo durante un encuentro de Life Teen. Foto: Life Teen

En los últimos años, sociedades como la europea han visto cómo se vaciaban los templos y la cuestión religiosa encontraba una enmienda a la totalidad en un escenario totalmente laicista y, con el paso del tiempo, indiferente. Ante este panorama, surgió una llamada a la “nueva evangelización”. Siguen creciendo fórmulas de creatividad pastoral en muchas regiones de todo el mundo y algunas experiencias se han trasplantado o injertado en nuevos contextos. En España, el Congreso Nacional de Pastoral Juvenil celebrado en Valencia en noviembre de 2012, organizado por el Departamento de Pastoral de Juventud de la Conferencia Episcopal, presidido entonces por José Ignacio Munilla, y en el que participaron 2.000 personas, generó que algunas experiencias de evangelización, sobre todo de primer anuncio, fuesen conocidas y trasladadas a diversas diócesis españolas.

En muchos lugares se empezó a hablar de “Una luz en la noche”, traducción de los Centinelas de la mañana, nacidos en Verona en 1999, que se define como “evangelización callejera”, en la que unos jóvenes comparten su testimonio con desconocidos transeúntes a los que se invita a que entren en una iglesia para participar en un cuidado momento de adoración al Santísimo. En Astorga, por ejemplo, se programan tres jornadas durante el curso. Desde 2015, durante las vacaciones de los universitarios se organiza esta acción en torno a un templo, generalmente en Ponferrada. En estos años, en los que ya se ha hecho la transición a un nuevo equipo o “antorcha”, han constatado que “quienes más a fondo viven la experiencia son los propios jóvenes que ofrecen su testimonio”, señala a Vida Nueva el delegado diocesano de pastoral juvenil, Enrique Marín Prieto, y no tanto aquellos que se topan con esta propuesta.

Por otro lado, desde el ámbito anglosajón también se están exportando nuevas propuestas misioneras. Es el caso de los cursos Alpha, que se definen como un “método de evangelización” más que un movimiento propiamente dicho. Cada “cursillo” se estructura en torno a diez cenas en las que se debate y se complementa con unas jornadas de convivencia en las que descubrir el contenido del kerigma, para que el participante pase a formar parte activa de su comunidad local. Esta metodología surge en una parroquia anglicana del centro de Londres, la Santísima Trinidad de Brompton, en los años setenta.

Cenas evangelizadoras

Desde los años 90, bajo la dirección de Nicky Gumbel, la metodología Alpha comienza su gran expansión y pasa a muchas de las confesiones protestantes y a la Iglesia católica y la ortodoxa, llegando a implantarse en más de 150 países. En España su sede se encuentra en la parroquia de San Antonio de la Florida y San Pío X de Madrid. Cada año en nuestro país se realizan un centenar de ediciones en diecisiete diócesis diferentes. El esquema es el mismo siempre: en cada cena se plantea alguna pregunta relacionada con el contenido esencial la fe para generar el debate, como quién es Jesús, por qué murió por nosotros, qué es la oración o la Biblia…

“Vivimos en un sistema pastoral que obviamente está en crisis, que toca reformar porque está obsesionado con sacramentalizar”, asegura José Alberto –se le conoce como Tote– Barrera Marchesi, coordinador nacional de los Cursos Alpha en España. Este abogado madrileño que conoció el método Alpha en la parroquia anglicana Holy Trinity Brompton de Londres asegura que “vivimos en  una Iglesia que alimenta bebés en la fe, que reciben leche, un alimento básico, pero no alcanzan esa madurez que es la adhesión explícita y personal a Jesucristo. Así, estamos ante una Iglesia que no convierte y que, aunque envíe formalmente, no lo hace en realidad”. “Tenemos que reiniciar el sistema”, concluye.

Pero, ¿son estas propuestas traídas de fuera este cauce adecuado para una parroquia española? Para el párroco de la famosa iglesia de los frescos de Goya, José Luis Rascón, Alpha ha rejuvenecido y atraído a mucha gente a la comunidad parroquial, ya que “ha acercado a gente a la Iglesia” y, además, ha generado una implicación mayor y una toma del compromiso evangelizador de algunos cristianos. Para el párroco, la mayor aportación de esta propuesta es ser “puerta de entrada”, ya que se tratan las cuestiones básicas de la fe con gente en búsqueda, con el objetivo de llegar a “ateos, agnósticos, indiferentes o cristianos que no han tenido una experiencia de conversión”. La serie de cenas concluye con un “fin de semana del Espíritu Santo”, un momento clave de convivencia en la que a través de unas charlas y una oración al Espíritu Santo se pide que sea Él quien convenza a los participantes.

Life Teen, de Arizona a Embajadores

Uno de los lugares de Madrid donde se ha celebrado uno de los cursos más numerosos de Alpha ha sido la parroquia de los Santos Inocentes, en la zona de Embajadores, con más de un centenar de personas. Esta comunidad se ha mostrado muy receptiva a diferentes propuestas encuadradas dentro de la “nueva evangelización”. La última, iniciada este curso, es la implantación del itinerario catequético de Edge –palabra inglesa que significa orilla, para adolescentes de primero a tercero de ESO– y Life Teen –vida joven, para jóvenes hasta Bachillerato–. Un método creado en 1985 en Arizona (Estados Unidos) y que está presente en más de 2.000 comunidades parroquiales de 31 países. En España, la experiencia inicial fue la de Terrassa y, desde ahí, se fue extendiendo a Barcelona y el resto de Cataluña; y, posteriormente, a Valencia, Mallorca, Cádiz, Granada, Murcia, Cádiz, Valdepeñas, A Coruña, Zamora y Madrid.

Life Teen se basa en la aplicación de unos materiales preparados por un equipo –de más de veinte personas, con dedicación exclusiva a esta tarea– de pedagogos, psicólogos, teólogos y diseñadores gráficos americanos que, como subrayan en su documentación, garantizan que son “100% fieles al Magisterio de la Iglesia”. A través de grupos de jóvenes en edades cercanas a los destinatarios, se organiza en cuatro momentos muy definidos y preparados, en los que se combinan los contenidos clásicos de la fe con la tecnología, con la finalidad de “acercar a los jóvenes al Señor”, como reza su lema. El aspecto más reconocible es su esquema de encuentro semanal, en el que se tratan unos temas trimestrales siguiendo el rico material que llega, por suscripción, del equipo central.

No son los únicos movimientos –el Pontificio Consejo para los Laicos tiene registradas 122 asociaciones internacionales–; también están, por ejemplo, los retiros de Emaús, nacidos hace 30 años en Miami por iniciativa de un grupo de mujeres y que duran un fin de semana –en España llegaron en 2010 y desde entonces han organizado 280 retiros–. Hoy están presentes en 34 parroquias y han acogido a más de 17.000 personas, según sus propias cifras.

“¡Los inventos con gaseosa!”

A pesar de este florecimiento, estas iniciativas suscitan algunos interrogantes. El obispo de Teruel y Albarracín, Antonio Gómez Cantero, tras participar en un encuentro formativo, reflexionó en su carta del 25 de junio de 2017 sobre ello. poniendo directamente el foco sobre la receta que ha seguido alguna diócesis, que “ha buscado algún tipo de solución en acciones pastorales o movimientos que carismáticamente dieron respuestas válidas en algún lugar anglosajón o en alguna mastodóntica ciudad, tales como Centinelas de la noche, Luz del amanecer, Grupos Alpha y un largo etcétera, pero que una vez transportados a pequeñas realidades como la nuestra, se quedan en un experimento minúsculo que no solucionan el problema”.

Para Gómez Cantero, “parece que buscamos infatigablemente la fórmula de la Coca-Cola, cuando en realidad debíamos crear nuestra propia efervescencia”. Y es que, según el prelado, “no podemos trasplantar un gran árbol a una pequeña maceta”, y sentencia “además, que algunas de estas experiencias han desaparecido, al poco tiempo, allí donde nacieron con gran fuerza. ¡Los inventos con gaseosa!”.

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