El Papa insiste en que “la evangelización pasa a través del testimonio de la cercanía y de la caridad”

  • El Pontífice prologa el libro que narra la vida del padre Pernet, fundador de las Hermanitas de la Asunción
  • Francisco recuerda que ha conocido la labor de esta Congregación de primera mano desde recién nacido

EL Papa francisco come con pobres y refugiados en octubre de 2017 en bolonia

La periodista italiana Paola Bergamini publica el próximo 8 de marzo un libro sobre la vida del padre Étienne Pernet, fundador de la Congregación de las Hermanitas de la Asunción, con el nombre ‘El Evangelio de mejilla a mejilla’. El prólogo –publicado en exclusiva por Vatican Insider– ha corrido a cargo del papa Francisco, quien desde muy pequeño tuvo contacto con ellas. Tan pequeño que, como él mismo cuenta apenas un día después de nacer una novicia llamada Antonia “fue a nuestra casa, en el barrio Flores de Buenos Aires, y me cargó en sus brazos“.

“El rostro materno de la Iglesia”

Y es que el actual Papa creció siendo testigo de la gran labor de estas consagradas. Por ejemplo, relata una anécdota sobre un compañero de trabajo de su padre que huyó a Argentina tras la Guerra Civil Española y se le conocía por ser un notorio anticlerical. Un día enfermó y su mujer tenía que seguir trabajando para mantener a su familia, así que la superiora del convento de allí decidió ir ella misma a echar una mano. A pesar de los insultos, el Papa cuenta cómo ella “estaba tranquila, hacía su trabajo, curaba las llagas, llevaba a los niños a la escuela, preparaba la comida, limpiaba la casa y se iba”. Cuando el hombre se curó, yendo por la calle con otros como él se cruzó con unas monjas a las que uno de sus amigos insultó. Su reacción fue propinarle un puñetazo y decirle: “Contra los curas y Dios, puedes decir lo que te dé le gana; ¡pero contra la Virgen y las monjas, nada!”.

¿Por qué defendía este “comecuras” a las monjas? –se pregunta el Papa– Porque había conocido el rostro materno de la Iglesia, había visto la sonrisa de la Virgen en el rostro de esa superiora, esa monja paciente que iba a cuidarlo a pesar de sus imprecaciones”. Con este pequeño ejemplo vivido en primera persona Francisco pone de manifiesto que “la evangelización pasa a través del testimonio de la cercanía y de la caridad”.

El ejemplo predica mejor que cualquier sermón

Esta idea es la que llevó al padre Pernet a fundar la Congregación. Pensaba que muchas veces las personas se alejan de Dios y en los momentos difíciles, cuando se presenta un sacerdote a dar alivio espiritual, lo rehúyen. Sin embargo “no tienen miedo de las monjas, les dan confianza”. Y por ello, como cita el Pontífice en el prólogo, decidió que la mejor forma de llevar el Evangelio a estas personas eran las religiosas: “Mediante simples gestos de limpieza, de medicación, las monjas predican a Jesucristo mejor que cualquier sermón. Basta su presencia. Con paciencia, vuelven a llevar la oración y las costumbres cristianas a estas familias”. 

Así, el Papa concluye su prefacio con esta reflexión, que ejemplificó el padre Pernet y continúan haciéndolo las Hermanitas: “Lo que abre y libera de las cadenas no es la fuerza de los instrumentos o la dureza de la ley, sino la debilidad omnipotente del amor divino: la fuerza irresistible de su dulzura y la promesa irreversible de su misericordia”.

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