Es uno de los críticos musicales de mayor prestigio. Claro merecedor del Premio Nacional de Crítica Discográfica. Acaba de publicar ‘Eso no estaba en mi libro de Historia de la Música’ (Almuzara) con el que aspira a dar otro tipo de respuestas a los claroscuros de algunos grandes compositores, y a hacer comprensibles muchas de las cuestiones que rodean a la música llamada clásica. Quedamos con él justo después de la multitudinaria presentación de su libro que, en solo tres semanas, se ha colocado en el primer puesto de su categoría en Amazon.
PREGUNTA.- ¿Qué le ha animado a escribir un libro-brújula para movernos en el proceloso mundo de la música clásica?
RESPUESTA.- La educación es la clave. La creación musical es parte del conocimiento general. Y el conocimiento lleva al discernimiento y, como consecuencia, a la libertad.
P.- El nacimiento de la música tiene un origen sacro… ¿Hay mayor forma de llegar a lo incognoscible que la música?
R.- Todos los grandes: Victoria, Morales, Guerrero, Palestrina, Lasso, Charpentier, Bach, Haendel, Mozart, Haydn, Beethoven, Mendelssohn, Schubert, Bruckner… Todos han practicado la composición sacra. Porque la música, el arte en general, es el camino más corto para la glorificación; y para la expresión de la compasión; y para explicar lo que no se puede explicar. Esto es así porque se mueve a través de un lenguaje absolutamente abstracto. Como lo es creer en algo que no se puede tocar, que no se puede entender en los límites de la razón.
P.- ¿Qué música imagina que escuchará el Papa y cuál cree que podría ayudarle en sus oraciones?
R.- Francisco es un hombre al que le puede interesar desde el tango hasta la milonga, pasando por ‘La gran misa’ de Bach o el ‘San Francisco de Asís’ de Messiaen. Porque tiene una maravillosa tendencia a no dogmatizar. Para orar, le recomendaría los cantos de Hildegard von Bingen.
P.- Por cierto, ¿qué opinión le merece el pontificado de Francisco?
R.- No soy creyente, pero creo que él es lo mejor que le ha pasado a la Iglesia católica en siglos. Lástima que no sea más joven.
