Vidas entregadas a la educación

  • Escuelas Católicas de Castilla y León reconoce la trayectoria de tres docentes de la comunidad, los proyectos de tres colegios y la labor educativa y preventiva de la Policía Nacional
  • Para el presidente, Máximo Blanco, cada uno de los premiados es “un buen ejemplo de la educación católica en Castilla y León y de lo que nosotros como institución representamos”

“Premiamos hoy a estas personas e instituciones para reconocer su esfuerzo en este objetivo común que nos define a las Escuelas Católicas como institución y, a la vez, para animar a los demás centros y educadores a seguir su camino y adaptarlo a cada una de nuestras obras educativas”. Este es el objetivo de los Premios Escuelas Católicas de Castilla y León en palabras de su presidente, el marista Máximo Blanco.

En su tercera edición, han reconocido la trayectoria vital de educadores y los proyectos de algunos de los colegios de esta red. Cada uno de los premiados sois un buen ejemplo de la educación católica en Castilla y León y de lo que nosotros como institución representamos”, subrayó.

Toda una vida

Tres docentes recibieron un emotivo reconocimiento. El primero de ellos fue Manuel Santervás Martín (del Colegio Santísima Trinidad de Salamanca) que ofreció una mirada optimista a la realidad educativa y señaló rotundamente que “los profesores de ahora son mejores que los que yo tuve y mis alumnos son mejores que yo como alumno. El profesor es la parte más importante de lo que ocurre en el aula, y más allá de las metodologías lo que importa es el profesor. Somos un modelo para los alumnos y es esencial que ellos crean en ti”. Defendió, además, la fuerza del encuentro en la relación educativa.

María Jesús Borobio Soto, del Colegio Santa Teresa de Jesús de las Escolapias de Soria, se mostró apasionada con su tarea. “Los alumnos me motivan cada día, y me hacen ser más sensible y mejor persona, estar en contacto con el mundo. Sois el futuro, el futuro está en vuestras manos”. No se quiso olvidar del papale de las familias, “un pilar fundamental para nosotros porque compartimos éxitos, preocupaciones, inquietudes y alegrías, y porque tenemos el mismo objetivo: que nuestros alumnos sean felices”, señaló la profesora que se siente “afortunada y privilegiada porque me dedico a una profesión que me encanta y me apasiona”.

Pablo Fernández con su galardón

El tercer galardonado fue el salesiano Pablo Fernández Domínguez, profesor en el Colegio María Auxiliadora de Salamanca. A sus 85 años lleva 61 de labor docente al servicio de los más jóvenes, siendo profesor de Filosofía en Bachillerato. En este tiempo ha visto cambiar las leyes educativas, la irrupción de los digital o los nuevos roles y exigencias de la familia. Sin embargo, la fórmula de la educación no ha variado: Nuestros alumnos son constructores y la construcción de sí mismos al mismo tiempo… son los protagonistas de su vida, los docentes somos acompañantes, estimulantes, a veces testigos impotentes. Nuestro papel es reducido pero paradójicamente decisivo y esencial, como una gota de agua en el mar, pero el mar no sería el mismo sin ella. Así de pequeña y de grande es nuestra tarea”.

Para el veterano profesor, la fórmula de san Juan Bosco es la clave: “En la educación de valores no cuentan tanto los medios técnicos como la intervención del corazón”. Apelando a su experiencia, reflexionaba con Vida Nueva que a pesar de los cambios en los chicos o en la sociedad, este corazón se nota cuando hay relación más allá del aula. “No me pierdo ningún recreo”, confiesa el salesiano que ese el momento de la cercanía, de las dudas, de las bromas… y que afianza la exigencia y el respeto que se vive en la clase.

Mi experiencia me ha permitido saber que los alumnos también deben sentirse amados, algo clave en la era predigital en la actualidad y en el futuro”, desde Sócrates hasta Don Bosco, señaló ante la asamblea.

Foto de familia de los premiados por Escuelas Católicas de Castilla y León

En esta tercera edición también han sido galardonados, en el apartado de centros educativos, el Colegio Santo Domingo de Guzmán de Palencia, el Colegio Marista Champagnat de León y el Colegio de Educación Especial Obra Social del Santuario de Valladolid, perteneciente a Fundación Emilio Álvarez Gallego y situado en el Santuario Nacional de la Gran Promesa, con especial dedicación a la formación profesional de alumnos sordos.

Combatiendo el ciberacoso en las aulas

Junto a centros y profesores, la Policía Nacional también recibió un Premio Especial, que recogió Jorge Zurita Bayona, Jefe superior de Policía de Castilla y León, quien señaló que las fuerzan del orden quieren “ayudar a alumnos, docentes y padres para que conozcan los peligros existente en internet y redes sociales a través de la prevención y la formación. Recordó las charlas que imparten en colegio de toda España en las que además de concienciar sobre la seguridad y la privacidad, “también intentamos transmitir valores, y el más importantes es el respeto, que ayudará a los jóvenes a vivir en convivencia y libertad”, subrayó.

“La Policía Nacional es un referente en su compromiso con la formación de los más pequeños y jóvenes para que de primera mano tengan acceso a información sobre seguridad, sobre los peligros existentes en internet y redes sociales y sobre los recursos disponibles para la prevención de delincuencia y protección a las víctimas”, señalaron desde Escuelas Católicas.

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