Carmelo Erdozain: “Debemos mentalizar a familias y párrocos para que inviertan más en medios musicales”

  • El sacerdote navarro y prolífico compositor charla con Vida Nueva sobre el estado de la música litúrgica y cristiana
  • “Muy pocas canciones cristianas llegan a un nivel competitivo porque no hay medios que las promocionen”, demanda

Carmelo Erdozain sacerdote, compositor y músico

En la música litúrgica en España, el sacerdote Carmelo Erdozáin (Aibar, Navarra, 1939) ocupa un lugar muy destacado, con más de 30 discos en su haber, que le convierten en uno de los compositores más prolíficos del ámbito hispano.

Su última aportación es ’10+10 canciones religiosas de júbilo y compromiso’. Un estuche con dos CD: uno con diez canciones en formato audio, y otro con sus correspondientes versiones en vídeo, “para verlas y disfrutar con ellas”, dice.

El proceso de elaboración del disco “nos ha costado bastante”, explica en conversación con Vida Nueva, sobre todo por la gestión de los permisos de las melodías y de las secuencias de imágenes –que han implicado negociaciones con la editorial CCS, con la editorial San Pablo e incluso con el grupo Mediaset España–. Pero el resultado es más que satisfactorio: “Las canciones nos han entusiasmado y por eso las hemos puesto. Ya tenemos la experiencia de otro CD titulado ‘20 canciones famosas para las celebraciones’, que fue todo un éxito”.

En este disco participan como autores José Vives, Salomé Arricibita, Óscar Gómez, Tony Rubí, Maite Losada, Mite Balduzzi y el propio Erdozáin, y los destinatarios son catequistas, párrocos, profesores de Religión, familias, responsables de grupos de oración, etc. “Todo aquel que quiera escuchar canciones muy diferentes pero con un contenido profundamente evangélico”, asegura.

10+10 cd de canciones de Carmelo Erdozain

“Tenemos que crear una música de hoy”

PREGUNTA.- Usted es todo un veterano. Por su experiencia, ¿en qué momento se encuentran hoy la música religiosa y la litúrgica?

RESPUESTA.- A nivel de interpretación, depende de parroquias: en algunas hay más júbilo y se ha ensayado más y mejor, y funcionan bien, ya que hay un gran repertorio. En otras comunidades falta ensayo, no se ha invertido en un sencillo órgano, aunque sea electrónico, no se compran cantorales, no se preparan cantores o animadores de música litúrgica; al menos se podrían adquirir equipos para escuchar música religiosa, ya que la mejor música de la historia es religiosa, y ¿por qué no vamos a escuchar una canción de polifonía o de órgano en una celebración?

Otro nivel diferente es el mundo de la composición litúrgica. En este campo, la piratería ha hecho estragos y solo pueden producir las grandes multinacionales, me refiero a la producción de discos con grandes coros, cantantes, instrumentistas, etc. También falta júbilo y alegría en las celebraciones (no me refiero aquí a las comunidades neocatecumenales), por eso debemos intentar una música con melodías que se puedan cantar en la familia, en el trabajo…

Todo esto no lo conseguiremos si las autoridades o ciertas instituciones se empeñan en darnos melodías “gregorianizantes”. Tenemos que crear una música de hoy, una música muy buena, aunque esto es difícil para una comunidad en la que hay personas de todas las edades, ¡dificilísimo¡ Pero este reto lo estamos intentando, aunque hay gente en contra que quiere que volvamos a los cantos preconciliares o versos de salmos antievangélicos. Si trabajamos con grandes productoras y cantantes famosos y cristianos habremos dado un paso adelante.

Falta inversión

P.- A nivel de compositores, ¿cómo es la música cristiana que se hace hoy?

R.- El Departamento de Juventud de la Conferencia Episcopal Española invita todos los años a los compositores cristianos a celebrar unas jornadas de reflexión y estudio, en la semana de Pascua. Allí se aprecia la cantidad de compositores que cultivan la música cristiana, pero muy pocas canciones llegan a un nivel competitivo, ya que no se conocen suficientemente porque no hay medios cristianos que promocionen a esos cantantes y canciones –me estoy refiriendo a la música religiosa, no a la litúrgica en concreto–. Cualquier país iberoamericano tiene mayor nivel musical cristiano, los cantantes evangélicos nos adelantan mucho; en Estados Unidos hay una productora católica, OCP, que está trabajando bien en la promoción de la música litúrgica y religiosa. En España tenemos que aprender a mentalizar a las familias y párrocos para que inviertan más en medios musicales.

P.- Este último disco que ha editado contiene un CD con las canciones y otro disco que es un DVD. ¿Ofrecer este plus es una medida antipiratería? ¿La piratería afecta también a este sector?

R.- No tenemos miedo, ya que la gente se va concienciando de que piratear es robar; ahí está el documento de los obispos españoles animando a la gente a que no copie indebidamente películas y otros temas audiovisuales.



Falta inversión

P.- En 2017 se cumplieron 50 años de la instrucción ‘Musicam sacram’, sobre el uso de la música en la liturgia. Con ese motivo, la Conferencia Episcopal Española elaboró un cuestionario sobre el uso y la práctica del canto en las diócesis españolas. A su juicio, ¿en qué punto estamos? ¿Es la música una parte importante de las celebraciones o es algo anecdótico? ¿Sigue vivo el debate entre guitarra u órgano, lenguas vernáculas o latín, asamblea o coro…?

R.- Hace unos meses, asistimos en Santander a un congreso organizado por la sección musical de la Comisión Episcopal de Liturgia y se trataron todos estos temas. En cuanto al cuestionario, no se nos dieron muchos datos, ya que todavía se estaban catalogando las respuestas. Pero sí se nos dijo que el 69% de las respuestas corresponden a los laicos y el resto a sacerdotes; el 85% de las respuestas fueron de personas menores de 60 años y lo que la gente quiere cantar en la misa son el canto de entrada, el Aleluya, el ofertorio y el canto de Comunión. Esta respuesta desmonta la frase “hay que cantar la misa” que dicen los liturgistas, mientras que muchos músicos decimos “hay que cantar en la misa”. No debemos olvidar que muchos textos litúrgicos están “quemados”, “gastados”, no porque sean malos, sino porque necesitan renovarse; algunos episcopados lo han hecho con el ‘Santo’.

En muchos textos y perspectivas, la misa debe renovarse estructuralmente y puntualmente. ¿Porqué la gente ha dejado de ir a misa? Para personas situadas en ciertos ángulos religiosos, la misa es monótona, necesita una gran renovación. Por esas y otras razones existen personas favorables al buen uso de las guitarras, mientras que otras, como yo, apuestan por el órgano. En cuanto al coro, viene bien, ya que ayuda y debe ayudar a la asamblea. Si el director es un poco inteligente, comprenderá que la asamblea tiene derecho a cantar y les dará apoyo y participación. En cuanto al latín y la lengua vernácula, casi todos apostamos por cantar en nuestra lengua, aunque una parroquia culta musicalmente debe conocer y cantar 15 o 20 canciones gregorianas.

Iniciativas, luces y sombras

La larga trayectoria de Carmelo Erdozain le concede una amplia sabiduría y una opinión consolidada en multitud de aspectos relacionados con la música litúrgica y religiosa, incluido cómo trasladar al público que es un tema al que hay que dedicar más atención y reflexión. Por eso no deja que la entrevista finalice sin apuntar varias reflexiones en forma de sugerencias para mejorar esta disciplina:

  • Formación: “La CEE ha elaborado en estos años una serie importante de libros en los que se concreta las tareas de los diversos ministerios –organista, director de coro, etc.–. Hay que estudiarlos. Por otro lado, está empezando a organizar congresos para activar y promocionar las diferentes perspectivas de la música religiosa y litúrgica. También facilitar y apoyar a los organistas incipientes o a los y las pianistas para que acudan a cursillos de formación litúrgico-musical o al curso de organistas litúrgicos que se celebra todos los años en Valladolid. No estaría mal conseguir el carnet de organista litúrgico”.
  • Incentivos: “No estaría mal que se organizaran concursos de composición litúrgica y religiosa a un alto nivel, con prestigio y sin colaboraciones de bancos o entidades que desequilibren o desfavorezcan el estreno de músicas valiosas (hay alguna semana de música que apenas estrena composiciones en castellano)”.
  • Difusión: “Hay que invertir para que las Comisiones de Música Diocesanas funcionen y den cuentas de sus actividades en una buena revista de música religiosa”.
  • Siembra: “Se puede animar a que en los colegios concertados se creen escolanías que dan fruto a corto y largo plazo”.
  • En misa: “Hay que dar diferentes salidas a la interpretación de los salmos. Por otro lado, yo no acentuaría demasiado la distinción entre misa solemne, cantada, rezada…; si el sacerdote sabe cantar, que cante, pero si el pueblo no disfruta con su voz, que no cante y proclame o rece con fervor. Hay que tener en cuenta que el Espíritu Santo está hoy vivo e inspira a la hora de componer, no solo inspiraba antes del Concilio o a la hora de componer los Salmos. Cuidar mucho más las músicas de las misas televisadas y suprimir alguna radiada en la que la música empobrece la celebración”.
  • Los jóvenes: “No despreciemos la labor pastoral con los jóvenes, ni llamemos populacheras, blandengues o dulzonas a melodías que son buenas y serían famosas con las voces de los buenos cantantes”.
  • Evangelización: “Procuremos interiorizar al pueblo de Dios para que llenos de júbilo proclamen y canten de tal manera que los que nos oigan, crean”.
  • … y mucho más: “Hay muchos otros temas, por ejemplo, el escándalo de las bodas y funerales. Hay que ser muy exigentes en estos temas”.
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