El Papa descentraliza las traducciones litúrgicas

  • A través del motu proprio Magnum Principium, Francisco modifica el canon 838 para dar esta competencia a las Conferencias Episcopales con la supervisión última de Roma
  • Para el arzobispo secretario de la Congregación para el Culto Divino, Arthur Roche, los Episcopados y la Santa Sede están llamados “a trabajar en un espíritu de diálogo”

Imagen de archivo de unos jóvenes con una Biblia en español/CNS

Mientras el Papa afronta en Colombia a uno de los viajes más delicados de su Pontificado, en Roma se publica el motu proprio Magnum Principium por el cual se concede a las conferencia episcopales un mayor control sobre los textos litúrgicos. Y es que en el momento de elaboración del actual Código, las Conferencias Episcopales no tenían ninguna competencia jurídica definida.

Según esta nueva norma que entrará en vigor el 1 de octubre, la Santa Sede tiene la misión de “revisar las adaptaciones aprobadas bajo la ley de la Conferencia Episcopal, así como de asegurar que las normas litúrgicas se mantengan fielmente en todas partes”. El nuevo canon reconoce así el papel que venías realizando las Conferencias Episcopales con un mayor desarrollo y coordinación.

Esta formulación supone un cambio significativo con respecto a lo que recogía hasta ahora el Canon 838 al afirmar que “la ordenación de la sagrada liturgia depende exclusivamente de la autoridad de la Iglesia, que reside en la Sede Apostólica y, según las normas del derecho, en el Obispo diocesano”. A renglón seguido apuntaba además que “compete a la Sede Apostólica ordenar la sagrada liturgia de la Iglesia universal, editar los libros litúrgicos, revisar sus traducciones a lenguas vernáculas y vigilar para que las normas litúrgicas se cumplan fielmente en todas partes”.

Aplicar el Vaticano II

Esta nueva reforma del Papa va en la línea de descentralización que ha marcado el pontificado de Bergoglio desde sus inicios, reservando para el Vaticano la potestad de autorizar los textos traducidos y aprobados por las Conferencias Episcopales.  Así se recoge en el nuevo documento en el que se subraya que estos cambios buscan aplicar el Concilio Vaticano II para facilitar la comprensión por parte del pueblo fiel de las celebraciones.

Eso sí, el motu proprio sí insta a los Episcopados a elaborar “fielmente” los libros litúrgicos en la lengua local, sabedores de que solo pueden ser publicados “después de la confirmación de la Santa Sede”, toda vez que se mantenga “la unidad sustancial del rito romano”.

Según explica el arzobispo secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Arthur Roche, los Episcopados y Roma están llamados “a trabajar en un espíritu de diálogo en la traducción” con un único fin: “el servicio al pueblo de Dios”.

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