En la espesura del otro

Una reseña de Amazona, documental colombiano premiado en el Festival de Cine de Cartagena

Clare Weiskopf siempre quiso hacer una película sobre su mamá, una viajera inglesa enamorada del Amazonas que hizo de la selva su hogar.

Con 80 años, Valerie Meikle ha vivido intensamente. Abandonó el mundo de las ciudades hace mucho tiempo, “las falsas necesidades, el loco afán alrededor de nada; donde la preocupación es por todo menos por lo esencial”, según escribió alguna vez. ¿A costa de qué?, se pregunta su hija.

El documental adquirió forma cuando a la joven directora le tocó el turno de ser madre. La obra es un intento de comprender aspectos de su vida y de su relación con Val. El ritmo es el de los recuerdos, el avance del embarazo y las conversaciones entrañables, en que, por momentos, se asoman las heridas del pasado.

¿Cuál es el precio de la libertad? ¿Se puede culpar a una mujer que deja atrás a su familia para buscarse a sí misma río abajo? ¿Qué ironía entraña el anhelo de felicidad en un mundo con peligros a la vuelta de la esquina, donde el deseo de hacer feliz a alguien no garantiza la consecusión del ideal?

Durante una de sus travesías por el Amazonas, Valerie escribió que “cuando nos negamos a tomar riesgos y cerramos la puerta a lo inesperado, a lo desconocido, sofocamos nuestra vida y nuestra existencia se convierte en una aburrida rutina”. “El vicio de escoger siempre lo seguro ahoga nuestra vida y es un insulto a nuestra energía vital, que se renueva cada vez que confiamos en ella, cada vez que tomamos un riesgo”.

Un hijo puede heredar de su madre la disposición a la aventura pero no necesariamente su instinto de supervivencia. Clare presenta a su hermano Diego para demostrar que elegir lo inseguro también puede llevar a la degradación de la vida. Mientras Val buscaba la armonía con lo existente en el paraíso terrenal, el adolescente se internaba en la espesura de las adicciones y conocía el infierno en carne propia. La directora de la película se asoma a la conciencia de su mamá pero no encuentra lo que espera: una muestra de remordimiento por las decisiones tomadas.

De fondo, la naturaleza habla con lenguaje propio. No hay fórmulas capaces de depararle un mejor destino al misterio de la maternidad, que en la selva adquiere otras dimensiones, puesta en relación con el devenir de la vida y de la muerte, que no sabe de razonamientos ni emite juicios de valor. La película alumbra una mirada detenida sobre la realidad. Al hacerlo, nos permite advertir con luz nueva la complejidad de las cosas.

 

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