Francisco: “La Iglesia no se formó por hombres intachables”

  • El Papa recuerda especialmente a Nigeria y República Centroaficana durante la audiencia general
  • Bergoglio vuelve a incidir en que sus coetáneos tacharon a Jesús de “blasfemo por arrogarse el poder de perdonar pecados”

El papa Francisco, a su llegada a la audiencia general miércoles 9 agosto 2017

El papa Francisco ha recordado, en la audiencia general de los miércoles, “la matanza que ha tenido lugar el pasado domingo en Nigeria, en el interior de una iglesia, donde han sido asesinadas personas inocentes” y “las últimas noticias de personas asesinadas en República Centroafricana”. El pontífice se ha mostrado “entristecido” y ha hecho un llamamiento para que “cese toda forma de odio y de violencia y no se repitan más crímenes tan vergonzosas, cometidos en lugares de culto, donde los fieles se reúnen para orar”.

En su reflexión, dedicada al perdón divino como “motor de la esperanza”, el papa ha subrayado que “Jesús en el Evangelio, con corazón misericordioso, se conmueve ante el dolor de los que sufren y sale al encuentro de los pecadores”.

Cercanía de Jesús por los pecadores

Esta actitud de “cercanía del Señor hacia los descartados, especialmente hacia los pecadores”, hacia “los excluidos, los intocables” fue enormemente contestada por “sus coetáneos, que lo tacharon de blasfemo por arrogarse el poder de perdonar pecados”. “Ante esta incomprensión, el Hijo de Dios murió en la cruz para perdonar nuestras faltas y para que podamos ser auténticamente libres” subrayo el pontífice quien resaltó la fuerza de la “compasión” de Jesús.

Francisco ha subrayado enérgicamente que “la Iglesia no se formó por hombres intachables, sino por personas que pudieron experimentar el perdón de Dios”, por “pecadores”. Los ejemplos evangélicos son muchos; así, por ejemplo “Pedro aprendió más de sí mismo cuando cayó en la cuenta, al cantar el gallo, de que había renegado a su maestro, que cuando se mostraba superior a los demás con sus ímpetus y formas espontáneas”. Además, el papa ha recordado la experiencia de “Mateo, Zaqueo y la Samaritana”, quienes “pese a sus fallos, recibieron del Señor la esperanza de una nueva vida al servicio del prójimo”.

“Todos somos pecadores”, ha reiterado Francisco, “todos estamos necesitados de la misericordia de Dios, una fuerza que nos transforma y nos devuelve cada día la esperanza”. Finalmente, el Papa ha invitado a todos “a ser testigos de ese amor en medio de los hermanos y anunciadores de la misericordia que el Señor no niega a nadie”.

En sus saludos, al final de la audiencia, el Papa ha propuesto a los jóvenes el testimonio del mártir san Lorenzo, cuya fiesta se celebra mañana.

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