Las lágrimas del obispo de Los Ángeles: “Paren las deportaciones ya”

El arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez, en la Asamblea de Líderes Católicos en Orlando/CNS

 

Lo cuentan John L. Allen Jr. e Inés San Martín en Crux. Ambos han entrevistado al arzobispo de Los Ángeles, José Gómez. Reconocen que habitualmente el pastor perteneciente al Opus Dei no suele ser muy dado a expresar sus sentimientos en público.

Sin embargo, todo cambió cuando ambos le preguntaron sobre la cuestión migratoria y las deportaciones de los inmigrantes indocumentados. “En nuestra diócesis, muchas veces los niños no quieren ir al colegio porque piensan que sus padres no van a estar en casa cuando vuelvan por la noche”.

Fue a partir de esta experiencia concreta, cuando los periodistas cuentan que el arzobispo se vio al borde de las lágrimas al denunciar que “las deportaciones destruyen a las familias y la familia es la estructura básica de la sociedad. El sufrimiento de los niños al perder a sus padres es devastador”.

El prelado de la diócesis más grande de Estados Unidos denunció la existencia de once millones de indocumentados: “Que paren las deportaciones ya”.

El Bambino Gesu se defiende: “Ningún hospital es perfecto”

En la tarde del lunes, la agencia norteamericana Associated Press publicaba un artículo en el que se ponía en cuestión la gestión del hospital pediátrico Bambino Gesú, dependiente de la Santa Sede. En el teletipo de la agencia se señalaba cómo el intento de acabar con el déficit del centro entre 2008 y 2015 llegó a que “los niños lo pagaran”, de tal manera que el reportaje aseguraba que se habrían abaratado hasta tal punto los costes que se habría reutilizado material desechable, se habrían comprado jeringuillas “que se partían al utilizarse con los pequeños”.

El artículo de Associated Press, elaborado con testimonios de ex empleados y trabajadores del centro, veía la luz horas antes de que se presentara en Roma el informe anual sobre el conocido hospital, con la presencia del secretario de Estado, Pietro Parolin.  En el acto, el cardenal recordó que algunos de los problemas que se denunciaron en 2014 “eran realmente infundados”. Sin embargo, entre aquellos que si se plantearon como incidencia reales, “hubo un esfuerzo serio entonces y lo hay también ahora por resolverlas”.

Durante su discurso, Parolin recordó que el Bambio Gesù cumplirá 150 años en 2019, por lo que invitó a cuantos trabajan allí a “mirar con valentía el futuro” con la premisa de “seguir garantizando la calidad y la seguridad de los pacientes y sus familias”.

“Ningún hospital es perfecto, pero es falso e injusto” que de alguna manera se plantee que “hay serias amenazas para la salud”. De esta manera, el directo de la Sala Stampa de la Santa Sede, Greg Burke, desmentía lo publicado por Associated Press. Burke reconoce que hace tres años se recibieron algunas quejas sobre la asistencia en el centro, lo que llevó “a la Santa Sede a moverse con rapidez y decisión para estudiar con seriedad el asunto”. La investigación que se abrió en 2014 ante tales denuncias, asegura Burke, despejó toda duda más allá de la falta de espacio en la unidad de cuidados intensivo, “que ya se está trabajando para mejorar”.

Más allá de esto, el portavoz vaticano aclaró a través de un comunidado que a través del Bambino Gesù “la Iglesia se enorgullece de proporcionar un cuidado excepcional a los niños, y a decenas de miles de familias,  muchas de las cuales necesitan ser asistidos financieramente”.

La Iglesia europea, preocupada por el paro juvenil

Los secretarios generales de la Conferencias Episcopales de Europa se han reunido del 30 de junio al 3 de julio en la ciudad rumana de Bucarest. En esta reunión anual, los obispos y sacerdotes han abordado la complejidad de la realidad europea, pero con una perspectiva positiva, la de la pluralidad.

Precisamente diez años después de la entrada de Rumanía en la Unión Europea, los secretarios generales han reivindicado la pluralidad cultural. Las Conferencias Episcopales del continente han reflexionado sobre la migración, la brecha intergeneracional, la crisis del sistema educativo y la desconfianza ante las instituciones.

“Para hacer frente a los retos que plantean estas cuestiones, es necesario para restaurar un papel decisivo a la razón”, aseguran en un comunicado conjunto en que advierte de que, si la razón es suplantada por la emoción, “como suele ser el caso en nuestros días posteriores a la verdad, la violencia en el lenguaje y en los actos se convierte en una práctica cotidiana”.

En esta misma línea, también constatan la brecha entre ricos y pobres más allá de las crisis, con una “especial preocupación por el creciente número de jóvenes en paro y de personas mayores que viven en un estado de pobreza extrema”. Esta desigualdad, según los secretarios generales, podrían generar “nuevas tensiones perturbadoras”. Frente a ello, la Iglesia reivindica la solidaridad y la caridad.

Otro de los peligros que observan es el aumento de la abstención ciudadana en las elecciones, una situación que exige una “renovación de la acción política” a favor de la dignidad humana y el bien común. Por último reivindican un mayor pluralismo social y religioso, así como un pluralismo intraeclesial.

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