Memorial a nueve víctimas de la Universidad Pedagógica Nacional

El compromiso del arte con la construcción de una sociedad diferente

“Claudicar es peor que la muerte”, solía repetir José María Guarín. Su hija Cristina del Pilar, licenciada en ciencias sociales, fue una de las personas desaparecidas en el marco de los hechos violentos que se desataron en noviembre de 1985, tras la toma del Palacio de Justicia. 15 años después de la desaparición de Cristina del Pilar, José María murió buscando la verdad sobre lo que le ocurrió a su hija y habiendo escrito cerca de 400 poemas en memoria de ella. Algunos de esos poemas forman parte del mural con que la Universidad Pedagógica Nacional ha pretendido dignificar el recuerdo de Cristina del Pilar y de ocho personas más, también vinculadas a la historia de la institución como trabajadores, estudiantes o egresados: Darío Betancourt, Eduardo Loffsner Torres, Óscar Danilo Arcos, Daniel Andrés Garzón, Lizaida María Ruíz, Carlos Alberto Pedraza y Miguel Ángel Quiroga.

“No hay cicatriz, por brutal que parezca, que no encierre belleza. / Una historia puntual se cuenta en ella, / algún dolor. Pero también su fin. / Las cicatrices, pues, son las costuras / de la memoria, / un remate imperfecto que nos sana / dañándonos. La forma/ que el tiempo encuentra/ de que nunca olvidemos las heridas”. Estas palabras de Piedad Bonnett acompañan los retratos que componen el Memorial a nueve víctimas de la Universidad Pedagógica Nacional, un homenaje cuya realización contó con la participación de familiares y de amigos de las nueve personas, y con el diseño y la facilitación del artista Daniel Esquivia Zapata.

El espacio escogido para la intervención fue una pared de 20 metros de longitud, en el patio del Bloque P, zona administrativa en que se encuentra la rectoría de la universidad. El proceso comenzó en junio del año pasado, con la recolección de imágenes, textos e información de expresión corporal de cada una de las personas a retratar: la idea fue dar cuenta de su personalidad, vinculando a los retratos elementos característicos de cada una. Aprobados los bocetos por parte de los familiares, la elaboración del conjunto de dibujos tomó más de siete meses.

“Cada muerte, olvido e injusticia socava nuestra identidad”. Para Daniel Esquivia el mural es una forma de reparación simbólica, en favor no solo de la Universidad Pedagógica, sino de todo el país; cada una de las personas retratadas reúne, a su parecer, aspectos de nuestra cultura e historia; sus vidas están relacionadas y configuran una suerte de “ecosistema de significados fuerte y saludable”, al cual refiere la abundancia de mariposas que acompañan los dibujos. “Que nos nieguen estas formas de pensar, que desaparezcan personas, que las asesinen o desplacen es también un ataque al ecosistema de nuestro pensamiento y la negación de nuestro futuro”, reflexionaba el artista semanas atrás, durante la presentación oficial del homenaje.

A la actividad, desarrollada semanas atrás, concurrieron más de 150 personas, entre ellas René Guarín, hermano de Cristina del Pilar. El año pasado, el estado colombiano le entregó algunos restos del cuerpo de su hermana a partir de los cuales Medicina Legal determinó que Cristina del Pilar fue “asesinada y después dejada para que se quemara y apareciera como muerta en el incendio”. “Colombia necesita recuperar la memoria, el espacio de dignidad, la verdad, para que podamos hablar de concordia, de posconflicto, y de una paz duradera”, señaló en conversación con Vida Nueva.

“Crear y luchar”

Jóvenes del Movimiento Michel, animado por los marianistas, también se hicieron presentes para recordar a la persona que inspiró la creación del grupo al cual pertenecen: el seminarista Miguel Ángel Quiroga, licenciado en ciencias sociales, asesinado por paramilitares en Lloró (Chocó).

El próximo año se cumplirán 20 años del crimen. La huella que dejó el ministerio del religioso inspira la vocación de quienes, como él, quieren entregarse a la educación y, a través de ella, a la transformación social. Frente al retrato del misionero marianista, Marisol Garay reflexionó sobre este asunto y sobre el hecho de que rendirle homenaje a Miguel Ángel es una forma de recordar los principios y las motivaciones que hacen que ellos, como jóvenes, estén unidos como movimiento.

Entrada la noche inició una cantata. Crisanto Gómez, director de Bienestar Universitario, dirigió unas palabras a los asistentes, a través de las cuales explicó que el memorial “es una forma de decirles (a las nueve víctimas) que ninguno de sus pasos fue inútil, que ninguno de sus gestos fue en vano, que sus luchas y sus sueños continúan”. Pidió un especial reconocimiento para el artista Daniel Esquivia: “por construir la confianza que permitió acceder a los recodos de la memoria de familiares y amigos”. Y añadió: “su compromiso con la memoria de las víctimas es la mejor expresión del compromiso del arte con la construcción de una sociedad diferente”.

Palabras de familiares y amigos se intercalaron con canciones interpretadas por Canto Vital a partir de un repertorio levantado recurriendo a la música que los homenajeados tenían cerca del alma. Una de ellas: Cruz de luz, que hace referencia a Camilo Torres Restrepo. Al pensamiento del sacerdote bogotano en materia educativa dedicó Michel su tesis universitaria. Como recordó durante el acto una de sus antiguas compañeras en el programa de Licenciatura  en Ciencias Sociales, Miguel Ángel se identificaba fuertemente con la figura de Camilo. “No quiero idealizar a mi compa, pero tengo claro que personas con el compromiso de él quedan muy pocas”, señaló. Fue ella misma quien, parafraseando a Eduardo Galeano, agregó en medio de la cantata: “crear y luchar son nuestras maneras de decir a los compañeros caídos: ‘tú no caíste conmigo’. Y aquí nos juntamos y así nos juntamos y decimos a Miguel Ángel, a Darío, a los demás que están en este mural y a los que cayeron como él en el Chocó, en donde sea, a todos y cada uno de los que se han jugado la vida por la dignidad: ‘no, no, no; tú no moriste contigo’”.

 

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