Tribuna

Somos caminantes

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Comienzo con una pregunta referida al título, ¿No parece un contrasentido en esta época hablar del camino y de ser caminantes cuando lo que más transitamos son pantallas, pero físicamente estamos más resguardados? Es verdad y, sin embargo, nos sentimos con la invitación de abordar una nueva pregunta, ¿qué significa la actitud de estar en camino? Para intentar esbozar algunas pistas de resolución te invito a comenzar leyendo el texto de 1 Reyes 19, 1-16.



Este capítulo 19 de 1 Re nos muestra un trayecto del itinerario vital de Elías. Te propongo que mires primero a Elías y te detengas en sus actitudes.

Actitudes del profeta

El miedo

Ante la amenaza de Jezabel, Elías cae preso del miedo. Un miedo lógico porque quiere articular su fidelidad a la misión y a la vez, percibiendo horizontes cerrados decide salvar su vida. Es un temor que moviliza para huir. La salvación de su vida lo lleva a escaparse para buscar un lugar seguro.

Cansancio y depresión

El camino se hace agotador y finalmente, agobiado se desea la muerte. Queda  dormido bajo el árbol y allí pretende dormirse para no despertar. Prefiere poner fin al camino, está decidido a claudicar.

Sinceridad

Es el don principal de este profeta que no elude encontrarse con la verdad. En este caso, expresa su verdad a Yahvéh, entregándole la vida. No hay más razones para prolongar más el camino que va realizando.

Docilidad para dejarse interpelar

El ángel lo saca de la angustia y él se deja interpelar, no se cierra a la invitación de ponerse de pie y comer. En esta ocasión y más adelante cuando se quede dentro de la caverna, acoge las invitaciones y sale de sí, tanto de la postración como del refugio.

Discernimiento

En el monte Horeb hace un recto ejercicio de discernimiento para ver desde donde le hablaba Dios, y a qué pasos nuevos lo invita1.

Actitudes del ángel

Hasta aquí, estas pinceladas nos centraron en el profeta. Ahora quisiera extender la invitación a dirigir la mirada hacia el ángel y el mismo Yahvé que siempre son interlocutores de Elías. Será interesante observar y discernir las actitudes del ángel:

La contención del ángel que escucha, que impulsa y que promueve

Efectivamente, hay una pregunta que refleja el respeto divino por la palabra humana. Es darle la oportunidad a Elías para que exprese que anida en su interior. Luego se suceden los impulsos a alimentarse, a salir de la cueva y dirigirse al monte.

¿Qué significa la fuerza del “levántate y come”?

Es la preocupación por la supervivencia. La invitación exhortativa del ángel  procura que Elías no caiga en depresión y pueda ponerse de pie y seguir en el camino. El itinerario que sigue se profundiza con el simbolismo de los cuarenta días y las cuarenta noches.

La pregunta movilizadora del ángel

Cuando Elías quedó recogido dentro de la cueva recibe una pregunta tras la cual el profeta siente la invitación de salir para el encuentro con Dios. La pregunta antecede a la palabra de invitación que pone nuevamente a Elías en el camino de regreso. No debía huir sino retornar con la fuerza y la asistencia de Dios.

Invitación

Ciertamente, esta es una lectura rápida de algunas pinceladas del texto. La invitación que ahora les hago es que podamos relacionar este texto con lo vivido este año y sus características tan especiales.

De hecho, tal como hemos hecho en otras ocasiones no quisiera hacer coincidir de una manera “concordista” el texto bíblico con la realidad actual. Sólo pretendo proponer una aproximación al texto y aplicar algunos elementos que pueden iluminar la situación actual.

Por un lado, si ponemos el polo de atención en Elías podríamos leer los fenómenos que lo aquejan como el miedo, el cansancio y la depresión y descubrir que nuestra dimensión profética en cuanto Vida Consagrada se ha visto erosionada en muchas circunstancias a raíz de la pandemia y el confinamiento. Esta situación mundial provocó en muchos hermanos y hermanas sensaciones de angustia y desazón, algunos con altos niveles de intensidad. Sobre esta realidad hubo mucha descripción en aportes anteriores. Ahora bien, lo interesante de Elías es su sinceridad, docilidad y discernimiento.

Esta tríada de actitudes en nuestro contexto son la invitación a poner nombre a aquello que nos pasa o lo que acontece en la comunidad y el entorno. No es tan sencillo poder darles nombre a las mociones interiores y no intentar camuflarlas. Sólo desde ahí, al igual que el profeta que acata las indicaciones del enviado de Dios, podremos retomar el camino y restaurar su vida o sostenernos mutuamente.

Por otro lado, si el polo de atención lo dirigimos ahora a la figura del ángel podemos actuar en su misma sintonía. Cuando digo actuar no me refiero a la mera planificación o desarrollo de actividades, sino a un mecanismo que desde la interioridad hacia el entorno es capaz de contener, promover y acompañar sin sustituir las opciones de la otra persona.

Nuestras comunidades podrán desplegar una actuación que refleja a la del mensajero del Señor. Será entonces, una comunidad capaz de acompañar y de hacer regresar al camino de sentido a muchos de nuestros hermanos y hermanos que dejándose llevar por los miedos emprendieron caminos de huida o de negación en diversas direcciones.

 

1 Sobre este punto podremos profundizar en otra ocasión.