Perder a alguien que amamos deja un vacío profundo, como si la vida se rompiera en pedazos. Sin embargo, cuando rezamos por ellos, sentimos que la esperanza sostiene ese vínculo, llenando de belleza nuestro dolor. Pero, ¿qué nos enseñan los santos, las Escrituras y el Catecismo sobre esto?
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Esa conexión no es fruto de la imaginación. En Cristo, la oración por quienes nos han precedido trasciende el tiempo y el espacio. Incluso Jesús lloró ante la muerte de su amigo Lázaro, y aun en su llanto nos enseñó que la muerte no tiene la última palabra:
“Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá”. (Jn 11, 25).
San Pablo nos recuerda que esta esperanza nos acompaña siempre:
“No queremos que vivan en la ignorancia acerca de los que ya han muerto… Porque nosotros creemos que Jesús murió y resucitó; de la misma manera, Dios llevará con Jesús a los que murieron con él”. (1 Tes 4,13-14).
Orar por los difuntos es un acto de amor que brinda paz a sus almas y nos acerca a Dios. El Catecismo nos enseña: “Nuestra oración por los difuntos es eficaz para su alivio” (n. 1032). San Juan Pablo II también nos recuerda: “La oración de los vivos puede ayudar a purificar a las almas del purgatorio“. Cada oración, cada Padrenuestro, cada recuerdo transformado en plegaria, es un hilo de amor que nos une con quienes descansan en el Señor.
Por eso, en este mes de noviembre, en que conmemoramos a los santos difuntos y a todos los santos, te invitamos a vivir tres días de oración por quienes nos han precedido. Tres días para recordar, honrar y acompañar espiritualmente a quienes ya descansan, transformando nuestro dolor en esperanza viva. Como nos decía Ana, que rezó por su esposo fallecido:
“No siento que lo haya perdido, siento que lo abrazo con mi oración”.
Únete al ‘Triduo de esperanza: en Cristo la muerte se vuelve vida’, totalmente gratuito y en línea, y haz de tu oración un regalo de paz para quienes se han ido y un bálsamo de esperanza para tu corazón.
Si no puedes participar en el triduo, también puedes escribir tus intenciones o los nombres de tus difuntos aquí. Todas las peticiones serán depositadas en el Santuario de Montligeon, centro mundial de oración por las almas del purgatorio, por el equipo de Hozana.
Porque en la oración, el amor no muere, y la vida en Cristo nos reúne más allá de la muerte.
*Artículo redactado por Sharael Sánchez, del Equipo Hozana.

