Tribuna

Pascua…

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Es el tiempo de entrar en la noche sin miedo, de atravesar ciudades y pueblos, de quemar lo viejo y renacer de las cenizas, de creer en medio de la oscuridad y de los truenos…



Es el tiempo de despertar y levantarse, de ver florecer los sueños, de salir al balcón de la vida, de mirar los rincones olvidados, de asomarse al infinito, de anunciar el Evangelio y cantar a quien nos encuentre en el camino…

Es el tiempo de romper los esquemas, de escuchar al silencio, de andar por caminos inéditos, de cerrar los ojos para ver su Rostro, para percibir su Voz en el murmullo del universo, de sentir su presencia en el roce de las criaturas…

Tiempo de despertar

Es el tiempo de despertar al alba, de andar erguidos y con confianza, de sumergirse en las corrientes del agua, de bautizarse todo entero, de pasar a la otra orilla, de regresar a Galilea…

Es el tiempo del paso de Dios por nuestra vida, lavándonos los pies y curándonos las heridas, acercándose a nuestras miserias, levantando las vidas que se caen o se derriban. Tiempo de defender la vida y cuidarla con alegría, de arriesgar todo por ir tras sus huellas, de esperar contra toda esperanza, y de sentarnos juntos a la mesa…

sol, mar, mujer

Es tiempo de iniciar una nueva vida, como si fuera primavera con toda la naturaleza despierta por dentro y por fuera, como el rocío que al campo y a las flores se ofrece para que muestren su belleza, y no se alborota ni sueña con ser mar, océano o torrente…

Es tiempo de abrir puertas y ventanas, amándonos como él nos ama, construyendo Reino y familia, cuidando la casa y la tierra, y viviendo con gozo, desde ahora, allí donde el corazón y la vida nos lleve…

Es tiempo de iniciar una vida nueva naciendo del Espíritu, dejándonos amar por Dios, que es padre y madre entrañable y, en su desmesura, nos busca, enamora y quiere como nadie.

Es tiempo de flores, sueños y utopías; de gritos, cantos y aleluyas; de inmersiones profundas, de confesiones sinceras, de liberaciones radicales; de abandono de cadenas, amuletos, miedos e historias, para sentir y vivir la vida…

Es tiempo de presencias y encuentros; de saludos, paz, abrazos y comidas; de envío a los rincones más lejanos y abandonados…

Es tiempo en el que el Señor resucitado pasa por toda la tierra, por todas las personas, especialmente, marginados u olvidados, también por el centro y la periferia…

 

Cfr. ‘Plegarias para orar y celebrar en Cuaresma y Pascua’, Florentino Ulibarri.