Leonardo Boff es uno de los teólogos latinoamericanos más influyentes y discutidos. Reconocido como uno de los símbolos de la Teología de la Liberación (TdL), con un estilo ágil e incisivo, llevó la TdL a las masas populares e hizo de ella un gran movimiento religioso, eclesial y cultural. A este respecto, B. Mondin destaca que, mientras G. Gutiérrez fue el padre de la TdL, Boff ha sido su principal propagandista.
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- EDITORIAL: Leonardo Boff: el hombre libre de la liberación
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Sus estudiosos y críticos le sitúan entre los teólogos de la segunda generación de la TdL y como uno de los principales inspiradores. Para muchos, es figura señera, el padre de la TdL de Brasil, una de las voces más importantes e influyentes en su país y teólogo de reconocido prestigio e influencia internacional. Entre otros, J. Moltmann, O. González de Cardedal y un número muy significativo de teólogos le consideran entre los principales exponentes, el más prolífico e influyente.
A este respecto, como pude demostrar en mi tesis doctoral –‘Trinidad y sociedad. Implicaciones éticas y sociales en el pensamiento trinitario de Leonardo Boff’ (Salamanca, 2008)–, en la existencia de Boff, su biografía corre paralela a su bibliografía y a su teología, y al revés, porque “solo es teólogo quien se esfuerza en que su propia vida discurra conforme a la vida de Jesús”.
En su persona se aúnan libertad y teología, de tal modo que su itinerario personal y teológico es uno de los más originales, creativos y apasionantes del actual panorama teológico. Muchos reconocen su influencia, su popularidad y su papel determinante en la TdL. Influencia conocida, por ejemplo, en Lula da Silva, actual presidente de Brasil y fundador del Partido de los Trabajadores, confidente espiritual de Boff y con quien mantiene una estrecha relación sin que por ello sean bien conocidas las críticas y consejos frente a las tentaciones del poder.
Brasileño y franciscano
El teólogo brasileño es considerado como una de las voces “más limpias y robustas de la teología latinoamericana. Es brasileño de nación y franciscano, dos realidades que ha configurado su vida y su pensamiento”.
Genézio Darci Boff nació el 14 de diciembre de 1938 en Concordia. Por sus propias obras conocemos historias de su infancia y juventud, de sus padres, de su paso del hogar familiar al franciscano, de la influencia de las personas que marcaron decisivamente su vida durante los años de formación, de sus años en Múnich y su relación con teólogos como Leo Scheffczyk y Heinrich Fries, de la protección y ayuda de J. Ratzinger y K. Rahner y de su regreso a Brasil en 1970. Allí, de nuevo, se encarga de la cátedra de teología en el seminario de Petrópolis y asume la dirección de la revista ‘Vozes’ y la edición de la ‘Revista Eclesiástica Brasileira’.
Desde su opción teológico-pastoral, se inserta en las favelas y allí conoce a Marcia, su colaborada, confidente y compañera. Impactado por la realidad de la miseria, inspirado por las CEB (Comunidades Eclesiales de Base) y conmovido por los rostros doloridos de los niños hambrientos, se propone hacer una teología en función de la realidad. Así, da a luz su primera gran obra: ‘Jesús Cristo Libertador’. Transcurre 1972, año en el que, para muchos estudiosos, Boff irrumpe como teólogo de la liberación. Aunque, desde 1974 ya colaboraba en la revista ‘Concilium’, en 1979 entra en su comité de dirección, hecho que califica como “una experiencia teológica y humanamente muy rica”.
Problemas con Roma
Sin embargo, frente a estas ricas experiencias, aparecen lo que denominaríamos “las huellas de una página dolorosa en el hogar eclesial y franciscano. La crisis de comunión: el caso Boff (1985-1992)”. Surgen los primeros problemas con Roma, aunque algunos ya comienzan en 1972 tras la publicación de su Jesús Cristo Libertador. Después, en 1975, el intercambio de cartas entre la Congregación para la Doctrina de la Fe y el teólogo.
Más tarde, la controversia epistemológica y los nuevos conflictos por su obra ‘Iglesia: carisma y poder’. En consecuencia, el llamado “silencio obsequioso o expiatorio” y las instrucciones de la Congregación. Su salida de la Orden y el abandono del ejercicio sacerdotal fueron hechos dolorosos, aunque nunca dejó la fe en Jesucristo ni la cercanía a san Francisco de Asís y a la Virgen de Guadalupe.
El quehacer teológico de Leonardo Boff, en su extensa obra, clama por una Iglesia pluralista y fraternal, y defiende el nacimiento de una edad religiosa que abandone los ámbitos del poder y sepa aunar las grandes tradiciones espirituales y culturales de la humanidad con el compromiso de Jesucristo Liberador y el espíritu generoso de san Francisco de Asís, a quien considera el paradigma de la nueva alianza del corazón con todas las cosas, un arquetipo del alma popular y el patrono o abogado de la “opción preferencial por los pobres”. La gran pregunta teológica surge de esta opción preferencial: ¿cómo ser cristianos en un mundo de miserables?
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