Tribuna

Las mujeres de la Biblia: Séfora

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En Ex 2,21 aparece por primera vez Séfora –“pájaro” o “pajarillo”–, la esposa de Moisés. Un poco antes de esa mención ha tenido lugar un encuentro junto a un pozo entre un Moisés huido de Egipto y las siete hijas de un sacerdote de Madián. E inmediatamente después se menciona la maternidad de Séfora con Guersón (cuyo nombre tiene que ver con la condición de extranjero [ger] de su padre Moisés).



En Ex 4,24-26 se narra una escena bastante oscura que tiene a Séfora como protagonista indiscutible. De camino a Egipto, el Señor sale al encuentro de Moisés para darle muerte. Entonces Séfora se lanza a circuncidar a su hijo, aplicando el prepucio a los genitales de Moisés y diciendo: “Eres mi esposo de sangre”.

Entonces, dice el texto, el Señor lo dejó. Parece que estamos ante un texto de origen independiente e insertado en su lugar actual para subrayar la importancia de la circuncisión. Y quizá, de paso, para poner de relieve la idoneidad de Séfora como esposa del gran legislador Moisés, a pesar de su origen no israelita (madianita).

Séfora desaparece de la escena y no vuelve a ella hasta el capítulo 18, donde se encuentra junto con sus dos hijos –el mencionado Guersón y Eliézer, desconocido hasta ahora y que no vuelve a aparecer en Éxodo– y su padre Jetró, que se dirigen al encuentro de Moisés y el pueblo tras la salida de Egipto.

Mujeres de la Biblia: Séfora

El texto dice que Moisés la “había despedido [o enviado]” (18,2): ¿se refiere a un “divorcio” o a que la envió con su padre, por ejemplo por seguridad? Lo cierto es que la escena se centra luego en los consejos que Jetró da a Moisés de cara a gobernar al pueblo, desapareciendo Séfora definitivamente del libro bíblico.

Pero la tradición judía volverá a reclamar su presencia a propósito del episodio del matrimonio de Moisés con una mujer cusita, que ya hemos visto. La traducción aramea del texto hebreo –el targum– hace la siguiente lectura:

“Y hablaron María y Aarón contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado por mujer, y he aquí que la mujer ‘cusita’ era [en realidad] Séfora, la mujer de Moisés, pero [se la llamaba así porque] así como el cusita [= africano] se distingue por su cuerpo de todas las criaturas, así Séfora, la mujer de Moisés, era [especialmente] agraciada de forma y hermosa de aspecto, y distinta por sus obras buenas de todas las mujeres de aquella generación” (Targum Neófiti a Nm 12,1).

*Artículo original aparecido en la revista Religión y Escuela