Tribuna

La vocación por los últimos… desde Latinoamérica

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Hemos recibido un hermoso regalo del papa León XIV. ‘Dilexi te’ es una exhortación apostólica que establece una clara continuidad con el magisterio de Francisco, especialmente en lo que respecta a la opción preferencial por los pobres y con los pobres. ‘Dilexi te’ subraya desafíos y novedades derivados en gran medida de la experiencia y reflexiones del episcopado latinoamericano y caribeño.



Con este punto de partida, quiero destacar cuatro ideas:

  • La continuidad en la misión eclesial y el origen de la exhortación. ‘Dilexi te’ es un proyecto que el papa Francisco estaba preparando en los últimos meses de su vida. León XIV recibe esta labor como herencia y expresa con rotundidad cómo se alegra de proponerla al comienzo de su pontificado, compartiendo el deseo de su amado predecesor. A la vez, confirma la opción preferencial por los pobres como el núcleo de la misión eclesial y no una mera “fijación de algunos”. Asimismo, profundiza en el magisterio que Francisco ya había desarrollado en ‘Dilexit nos’, donde Jesús se identifica “con los más pequeños de la sociedad”. Y es que, no es posible identificarse con Jesús y no hacerlo con los pobres. Es un concepto teológico, pero que tiene consecuencias directas en los campos sociales, económicos y políticos.
  • El reconocimiento y denuncia de las estructuras de pecado. Por la misma constatación teológica, la opción por los pobres es parte inseparable de la fe cristológica. La exhortación retoma y da fuerza a la denuncia de las causas sociales y estructurales de la pobreza, un concepto profundamente arraigado en la reflexión eclesial latinoamericana. Para nuestra Iglesia, la opción por los pobres no es solo una declaración, sino un compromiso para unir voluntades para resolver el origen estructural de esa pobreza.
  • La consideración de los pobres como sujetos activos de evangelización, frente a la tentación de considerarlos ‘objetos de asistencia’. Este es uno de los aportes más significativos que proviene directamente de las conferencias generales del episcopado latinoamericano. Es el énfasis según el cual los pobres deben ser considerados actores capaces de crear su propia cultura, y no ser meros destinatarios de beneficencia. Los pobres nos evangelizan, nos enseñan, nos educan. De ellos aprendemos la fe, la alegría y la solidaridad. Este planteamiento nos lleva directamente al ejercicio práctico de la sinodalidad, donde los pobres están llamados a participar, a tener voz y presencia activa, en las diversas instancias del gobierno eclesial. No son beneficiarios de una pastoral social, sino protagonistas de ella.
  • La opción preferencial por los pobres como elemento fundacional y determinante. Poner en el centro a los últimos y más vulnerables no puede entenderse únicamente como una acción pastoral, sino como un principio teológico fundamental para la fe y la identidad eclesial, como ya lo es para la Iglesia latinoamericana. Este paso al frente constituye un desafío, ya que nos urge a traducir esta esencialidad en una atención religiosa privilegiada y prioritaria, que no se limita a la ayuda material.

No una carga, sino un don

A través de ‘Dilexi te’, el papa León nos invita a mirar a los pobres, no como una carga, sino como un don, un regalo, en tanto que en el pobre está el rostro vivo de Jesús que nos interpela día a día. La exhortación apostólica nos está invitando amar a los pobres, no solo como una opción preferencial, sino una vocación que nace del Evangelio, de la Palabra de Dios.

Lizardo Estrada, osa, es obispo auxiliar de Cusco y secretario general del CELAM.

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