Tribuna

La misión de la familia en la vida espiritual del individuo

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En toda la historia de la humanidad, siempre se ha resaltado la importancia que tiene la familia dentro de la sociedad, comprendiendo que su misión es irremplazable, ya que en ella, nace y crece el hombre, recibe la primera educación que lo capacita y le da las bases fundamentales para realizarse como persona, siendo ahí donde se forja el carácter, y la personalidad de cada individuo. Es claro que han surgido movimientos que han querido cambiar su estructura por otras propuestas, buscando de esta forma cambiar el verdadero sentido de lo que es una familia; sin embargo, a pesar del tiempo y la complejidad, su estructura se mantiene, y hoy conserva las mismas características a pesar de todos los acontecimientos que vive nuestra sociedad.



Es de comprender, que todo en la vida tiene un origen y cuando buscamos las razones por las que la célula familiar está amenazada, se puede ver claramente que el mundo ha cambiado y que han aparecido nuevas estructuras que pretenden presentar su forma de ser, entre las que se cuentan, la globalización, la tecnología, los descubrimientos científicos, el desarrollo de las comunicaciones, los movimientos ideológicos y nuevas maneras de pensar, que buscan presentarle al ser humano, la solución a sus problemas y ofrecerle la plena felicidad. Estas estructuras que influyen directamente en el campo social, económico, político y cultural, han influenciado en el mercado, “convirtiendo al ser humano en un instrumento de consumo”, y ocasionando muchos cambios en la vida habitual, dejando como resultado, una sociedad, vacía, esclavizada por la violencia, el robo, la drogadicción, la corrupción, la perdida de principios y valores, el desamor por la vida, el quebrantamiento a las leyes de Dios.

La primera escuela

Se puede pensar que toda esta evolución, no ha sido bien encausada, y buscando la coyuntura del problema, llegamos a la conclusión, que todo esto ha afectado de manera negativa a la familia, analizando que esta institución, no estaba preparada para asumir toda este desarrollo. La familia declarada por los últimos Papas y documentos de la Iglesia, como la fuente y la base de la sociedad, “la primera escuela”, “la iglesia doméstica”, “el patrimonio de la humanidad”, en donde se recibe las primeras bases para la vida, se contempla que no estaba preparada para asumir todo este modernismo, convirtiéndose en una víctima, que terminó dividida, resultando afectados sus valores y principios, siendo remplazados por otras propuestas.

familia 

La exhortación Apostólica ‘Evangelii Gaudium’ del papa Francisco, presenta las más grandes estructuras que están destruyendo la vida de la sociedad, entre lo que se resalta, los desafíos que se deben superar, refutando, “no a una economía de la exclusión”, “no a la nueva idolatría del dinero”, “no a un dinero que gobierna en lugar de servir”, “no a la iniquidad que genera violencia”, “no a la acedia egoísta y al pesimismo estéril”, “no a la mundanidad espiritual y la guerra entre nosotros”, lo que deja entre ver, que la situación no es la mejor. También en los acontecimientos de la historia, está la modernidad y la posmodernidad que incursionaron con la aparición de movimientos y hechos que marcaron el siglo XIX, y el siglo XX, comprendiendo con toda seguridad, que esto penetro en la sociedad, pero que su más fuerte repercusión se dio, en la familia a nivel mundial y local, por la sencilla razón que los países industrializados y organizados han creado sistemas estructurados, con los cuales explotan a los más pobres e imponen sus criterios.

Todo lo anterior ya está manifestándose en muchos de nuestros hogares católicos, en donde ya se contempla la pérdida de la fe, de los principios, de los valores, el desprestigio del matrimonio como el eje fundamental que conforma una familia, la ausencia del varón del hogar, la inasistencia de mucha gente, de los padres de familia a las reuniones, a las celebraciones y obras pastorales de la Iglesia local. Con la exhortación apostólica ‘Evangelii Gaudium’ el papa Francisco busca lograr un despertar, que deje como respuesta una renovación del anuncio del evangelio en nuestros días. Siento que es un mensaje de mucho valor, al darnos cuenta del gran vacío que hay de Dios en nuestra sociedad, y como la gente está necesitada de una nueva noticia que les cambie la vida, que les dé fuerza para luchar por la justicia y la verdad, por sus problemas, por algo nuevo que devuelva la esperanza de trabajar por un día mejor. Hemos descubierto una comunidad necesitada de evangelización, esa comunidad está a nuestro lado y se llama “la familia”.