Tribuna

JMJ Madrid: una invitación a mirar al futuro

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Cuando se cumplen diez años de la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011, es de justicia hacer memoria. Es bueno volver la vista y reconocer el trabajo de todos cuanto la hicieron posible –empezando por mi antecesor, el cardenal Rouco Varela, y los responsables de Juventud–, al tiempo que ahondamos en el poso que aquellos días dejaron en cada uno de nosotros y nos planteamos si, como subrayaba el lema, seguimos “firmes en la fe”.



Hace unas semanas, con motivo del acto conmemorativo diocesano, incidí en que sin memoria no hay misión ni horizonte para seguir caminando. Es cierto que no partimos de cero y que hay que valorar el rico legado que la JMJ dejó en la diócesis de Madrid y en la Iglesia española. Pero no podemos caer en el error de dejarnos atrapar por la nostalgia.

Como todas las JMJ desde que san Juan Pablo II las puso en marcha, el encuentro de Madrid fue una invitación a mirar adelante, a seguir anunciando el Evangelio de Jesucristo sin fronteras. Como dijo Benedicto XVI, hemos de conservar “la llama que Dios ha encendido” en nuestros corazones, alimentarla y compartirla con nuestros “coetáneos que viven en la oscuridad y buscan una luz para su camino”.

Salir al encuentro

Esta es también la invitación que nos está haciendo el papa Francisco desde el principio de su pontificado. Ya en la exhortación apostólica ‘Evangelii gaudium’ nos habla de esa salida misionera que tenemos que realizar todos los discípulos de Jesús de Nazaret.

En este momento de la historia, no podemos quedarnos sentados; es momento de salir de verdad al encuentro del otro, de ir en búsqueda de aquellos que no se sienten parte de la comunidad cristiana, de los que se marcharon por algún motivo, de los que nunca han tenido la oportunidad de conocer a Cristo…

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