Tribuna

JMJ Lisboa 2023: aspiración, oportunidad y ofrenda

Compartir

Podemos considerar la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que acogerá Lisboa en 2023 en torno a tres palabras: aspiración, oportunidad y ofrenda.



Se trataba de una aspiración recurrente entre nosotros. Desde que entré a formar parte de la Conferencia Episcopal Portuguesa, hace ya más de veinte años, ha sido un tema que se ha debatido en reiteradas ocasiones. Parecía difícil que se nos concediera esta cita, porque las Jornadas dan la vuelta al mundo y ya se habían celebrado varias veces en Europa, incluso en la vecina España (Madrid 2011). También era difícil, porque requería espacio y recursos no siempre fáciles de encontrar: un lugar capaz de albergar a más de un millón de personas, con transporte y logística a gran escala, y que exige un gran presupuesto.

Sin embargo, la aspiración se mantuvo en el tiempo. No solo en el ámbito episcopal y entre los agentes de pastoral juvenil, sino también entre los propios jóvenes y sus movimientos. El protagonismo juvenil católico, efectivamente, ha crecido durante los últimos años, integrando a varios miles de estudiantes universitarios y otros en movimientos y grupos.

Delegación de jóvenes portugueses en el Vaticano con la cruz de la JMJ, que Lisboa acogerá en 2023

Ahí están, sin ir más lejos, las ‘Misiones País’, que cada año convocan a estudiantes universitarios para convivir durante una semana con muchas comunidades geográficamente dispersas, compartiendo la vida de la gente y realizando diversas actividades socioculturales y religiosas. En la última edición, fueron más de tres mil, tantos como lo permitía la capacidad de acogida local.

Los “campamentos de vacaciones” también se multiplican, ofreciendo oportunidades de socialización en verano a muchos cientos de adolescentes y jóvenes que de otro modo no las tendrían. Durante la actual pandemia, por ejemplo, han realizado acciones de voluntariado, ofreciéndose a sustituir a los profesionales que han enfermado en las residencias de ancianos.

Suma de factores

Fue la suma de todos estos factores –la voluntad de los obispos y de muchos otros líderes de la Iglesia y el deseo creciente entre los movimientos juveniles– lo que animó a presentar la propuesta de celebrar una JMJ en Lisboa. Propuesta felizmente aceptada por el papa Francisco y confirmada al término de la JMJ en Panamá, en enero de 2019.

La próxima JMJ es también una oportunidad para relanzar la pastoral juvenil en las diócesis portuguesas. Es algo que ya está ocurriendo, con una red parroquial de animadores ya establecida, en contacto permanente con las respectivas diócesis y a nivel nacional.

Fue sorprendente la rapidez con que se creó esta red, señal de que respondía a una necesidad general y se movilizaba hacia un objetivo estimulante. Aún más porque se trata de una red dinámica; no solo por el intercambio permanente de iniciativas y mensajes, sino también por las actividades que promueve, como ocurre a nivel local cada mes, y por los momentos de encuentro y oración en el camino hacia la JMJ. Mientras tanto, el número de voluntarios que colaboran con la organización central ronda ya el medio millar, y se prevé que crecerá todavía más. (…)