Tribuna

El gran reto de Biden, tender puentes con políticas de reencuentro

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Donald Trump no puede ser analizado como una figura aislada de la realidad sociocultural estadounidense. Él ha visibilizado un modo de ser que ha permeado a la historia y a la genética cultural de los Estados Unidos. Esto es muy evidente al salir de las grandes ciudades y ver cómo vive y piensa esa gran mayoría de la población que habita en los pueblos o en los suburbios de las ciudades. La cultura del estadounidense promedio carga una mezcla de sentimientos nacionalistas que excluyen a las minorías y a los migrantes, así como un resentimiento social por sentirse abandonados por la política tradicional que no logra impulsar ofertas de trabajo e infraestructuras con servicios de salud que sean de calidad en esas localidades, como sí existen en las ciudades.



A esto se suma la realidad de un país dividido, con visiones y valores que no son fáciles de reconciliar, y que ha llevado a la erosión de la institucionalidad democrática, hoy en día profundizada por Trump. La ruptura del tejido sociocultural y político en los Estados Unidos es una realidad muchas veces ajena para la misma Iglesia católica, que no logra proponer una oferta pastoral coherente ante los grandes problemas que se viven en ese país. Recordemos que la propia Iglesia también se encuentra políticamente dividida y con una visión casi exclusivamente sacramentaria de la pastoral.

El gran reto de Biden será el de tender puentes que logren favorecer políticas de reencuentro y bienestar para esas grandes mayorías, pues los demócratas se siguen presentando como un partido de élites y grupos ciudadanos con mayor educación formal y estabilidad económica. Esta es la gran contradicción que debe llevar a un serio discernimiento en las filas del partido demócrata. Para dar una idea, menos del 10% de la población estadounidense ha viajado fuera del país, por lo que han vivido toda su vida con una mentalidad muy localista. En las ciudades esto es diferente porque la mezcla de culturas y los procesos migratorios que se han dado en los últimos 20 años han generado cambios profundos.

Biden es el segundo presidente católico de la nación y ha desarrollado una buena relación con el papa Francisco por su sintonía social hacia los más desfavorecidos en un país donde millones de personas no tienen acceso a la seguridad social ni a los sistemas de salud, aunque parezca mentira. En este sentido, tiene el reto de lograr un mayor bienestar para esas grandes mayorías inspirado en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. Así lo ha reconocido recientemente cuando comentó que le había impactado la reciente ‘Fratelli Tutti’ que corresponde al magisterio social de Francisco.

Multilateralismo

A nivel internacional, le tocará recomponer, en orden a lo que propuso Francisco en su reciente discurso a las Naciones Unidas, el multilateralismo como vía para la resolución de conflictos internacionales, dejando a un lado las políticas unilaterales que caracterizaron a Trump y que llevaron al fracaso en muchos conflictos internacionales por carecer de una coordinación política internacional real. Será un período de reposicionamiento de los Estados Unidos frente a los grandes temas actuales como son los Derechos Humanos, las políticas migratorias, las relaciones internacionales, la problemática ecológica, y tantos otros que han mencionado a lo largo de su campaña.