Hace cinco años, alguien me dijo que las redes sociales no eran lugar ni para evangelizar ni para hacer teología. Hoy, sin embargo, estoy viviendo el primer Jubileo de Misioneros Digitales, donde la Iglesia apuesta con claridad y decisión por la evangelización en la cultura digital. Si antes nos preguntábamos si la Iglesia debía estar en las redes, hoy la pregunta ha cambiado: ¿cómo debemos estar? Y eso es precisamente lo que hemos estado discerniendo juntos.
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El lunes 28 de julio comenzó temprano en el Auditorium della Conciliazione, con una jornada intensa de conferencias, trabajos en grupo y mesas redondas. Me marcó especialmente la intervención del padre Antonio Spadaro, SJ, subsecretario del Dicasterio para la Cultura y la Educación, quien nos recordó que las redes no son solo un medio, sino un lugar que habitamos. Un espacio donde nuestra vida cristiana –imperfecta, sí, pero real– se expresa y se comparte. Nos invitó a mirar nuestro corazón, porque “de la abundancia del corazón habla la boca” (Lc 6, 45): si lo llenamos de amor, eso es lo que comunicaremos.
El padre Rob Galea compartió su testimonio con gran honestidad: incluso a través de nuestro dolor, Dios puede llegar a otros corazones. Además, la experta sobre sinodalidad Kim Daniels nos instó a dejar de ver lo digital como un “extra”, sino como una verdadera tierra de misión, un lugar donde la Iglesia puede acompañar, sanar y dar voz a quienes no la tienen. Fue una mañana de comunión, de escucha y mucho aprendizaje.
Uno de los momentos más conmovedores fue la noche de adoración, donde nos cerraron la Basílica de San Pedro para nosotros. Estar encima de la tumba del apóstol, como recordó el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, nos conectó con la misión que miles de misioneros en diferentes épocas han abrazado desde ese mismo lugar. Allí, en silencio, tomamos aire fresco, renovamos el sentido de lo que hacemos y nos recordamos unos a otros que evangelizar en digital no es solo “hacer contenido”, sino entregar la vida.
Cruzar la Puerta Santa
El martes 29 de julio comenzó con el paso por la Puerta Santa, un gesto cargado de sentido. Mientras cruzaba, no pude evitar emocionarme, pues llevaba en el corazón a muchas personas. La misa fue presidida por el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, proprefecto de la Sección para la Primera Evangelización y las Nuevas Iglesias Particulares del Dicasterio para la Evangelización, que nos recordó que Jesús fue el mayor influencer de la historia, y que Él es quien tiene que estar en nuestro corazón.
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