Convenció a la General Electric para que limpiara el río Hudson de EE. UU. invirtiendo miles de millones de dólares de su propio bolsillo para eliminar toneladas de desechos contaminantes descargados por la empresa. Consiguió llevar a la petrolera Exxon hacia nuevas formas de sostenibilidad medioambiental y con una cartera de 2.000 millones de dólares ha hecho temblar a Apple.
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Patricia Daly se sienta codo con codo en los consejos de administración de distintas empresas con una facturación impresionante y un papel a menudo silencioso pero efectivo al usar su propio paquete de acciones para dirigir las políticas corporativas hacia la lucha contra el cambio climático y la protección del medio ambiente.
Las acciones no son suyas, pertenecen a inversores católicos que quieren usar su fuerza económica a favor de los derechos humanos y el medio ambiente. Forman parte de la asociación estadounidense Investor Advocates for Social Justice, que hasta 2019 se llamaba Tri-State Coalition for Responsible Investments nacida en la época del apartheid africano para impulsar al gobierno de la época a prohibir la discriminación contra los negros. Fue directora ejecutiva de la Tri-cri con resultados espectaculares.
Ella dice que maneja las finanzas con el corazón de una monja dominica, su congregación. Confiesa que su principal logro ha sido poder incluir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas entre los productos de inversión que ofrecen los muy poderosos holdings financieros, que normalmente no están pendientes de la ética.
La llave del cambio
“Nos llevó meses encontrar una empresa que trabajara con nosotros. Morgan Stanley es la primera institución financiera en desarrollar productos de inversión con una organización religiosa. Se trata de 180 millones de dólares, una cantidad que no es enorme, pero es un modelo para Wall Street y para las empresas de todo el mundo”, asegura.
Como exponente del Interfaith Center on Corporate Responsibility, la hermana Daly también profesa su enorme estima hacia las mujeres dentro de la Iglesia, tanto como para cambiar el lenguaje bíblico y evangélico: “Trato de no usar palabras demasiado masculinas”, explicó en una conferencia titulada ‘Mujeres de fe en las finanzas’ que se celebró en Nueva York el pasado mes de octubre. Porque la fuerza y el espíritu femeninos son depositarios del cuidado del medio ambiente y de la Creación y han demostrado ser la llave justa para empezar a cambiar uno de los sectores más tercamente depredadores, las finanzas mundiales.
*Artículo original publicado en el número de septiembre de 2022 de Donne Chiesa Mondo. Traducción de Vida Nueva
