Tribuna

Agentes pastorales y líderes sociales del Perú: compromisos y respuestas a la crisis social y política

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Desde algo más de cinco décadas, el Instituto Bartolomé de Las Casas viene realizando un encuentro nacional de agentes pastorales y líderes sociales. Este año, con motivo de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia, nos invitamos a preguntarnos qué país somos, haciendo memoria profética desde el reverso de la historia. Una reflexión para la práctica, desde una relectura de Fratelli Tutti (FT) e iluminada/juzgada por la Palabra de Dios (Hechos 6, 1-4).



Con similitudes a la experiencia de la primitiva comunidad cristiana, también nos sentimos confrontados/as por una realidad que nos desborda. Escuchamos quejas (Hch 6, 1c-d), nos preguntamos ¿qué tenemos/podemos que hacer? (cf. Lc 3, 10), sabiendo que “no debemos esperar todo de quienes nos gobiernan; tenemos el espacio para la corresponsabilidad en la creación y la puesta en marcha de nuevos procesos y cambios” (FT 77).

Hubo quejas porque sus viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana

Nos toca, asumir nuestra parcela de responsabilidad en medio de la densidad del presente (Gutiérrez, G., 1996), por éstos, nuestros días (Hch 6, 1a). Densidad llena de preguntas: ¿cómo construir fraternidad y asumir nuestra participación activa hacia una buena política (FT 176), en un país tan complejo y fragmentado, en medio de las múltiples crisis sanitaria, económica, política, alimentaria, ecológica y ética? ¿De qué manera articular más y mejor contemplación y profecía (cf. Hch 6, 2b), conectando nuestros quehaceres pastorales con la promoción de derechos, libertades, igualdad de las personas y el fortalecimiento de actitudes y procesos democráticos?

Busquen de entre ustedes y pónganse al frente de esta tarea

La justicia requiere de cambios estructurales y exige discernir estrategias concretas que puedan lograrla. Necesitamos una mirada de conjunto que clarifique la tarea que tenemos por delante y acompañarnos en nuestro pensamiento crítico y capacidad de diálogo y consenso:

  1. Recoger las quejas prioritarias, hoy (Hch 6, 2a): (1) Niños/as y adolescentes  por (a) educación precaria, con un elevado número de abandono escolar, sobre todo en la Amazonía y sierra por el trabajo infantil y falta de conectividad y b) un deterioro en su salud mental, al confinamiento se unen violencias y abusos dentro del núcleo familiar.  Es particularmente preocupante (2) la situación de los penales y ausente una política carcelaria más humana.  (3) Sigue siendo necesaria una mayor conciencia del clamor de la tierra y el grito de los pobres: la constante depredación de la Amazonía y el aumento de la vulnerabilidad y persecución a comunidades indígenas-serranas. ¿Qué fue del Acuerdo EZCAZU?
  2. Fortalecer nuestra participación política con incidencia, vinculando las acciones solidarias (ollas comunes, comedores populares, plantas de oxígeno) a una visión de desarrollo que, superando la urgencia de la caridad para la supervivencia, abogue por la redistribución justa de la riqueza del país.
  3. Mayor contribución en la formación política (a) en conciencia crítica, familias, colegios, parroquias, fundamentalmente a mujeres, en articulación con las organizaciones locales. Animación de círculos de reflexión, interculturales, intergeneracionales y en redes, con análisis de la realidad con sentido crítico (criterios y enfoques) que resignifique la democracia, más orientada al bien común. Unificar discipulado y ciudadanía, con nuevos y éticos liderazgos, en articulación con otras instituciones y organizaciones con fines comunes. También en la Iglesia, compartir y sensibilizar nuestras redes, construir y reconstruir espacios.

En la comunión del Espíritu, el texto bíblico de Hechos nos facilita una metodología en caso de despistes y miopías: volver, convertirse a la fraternidad, a la amistad social que integra compromiso eclesial, re- construir nuestras instituciones y movimientos, y compromiso político, para “orientar la sociedad hacia la búsqueda del bien común y, con este propósito, a perseverar en la consolidación de su orden político y social, su tejido de relaciones, sus objetivos humanos” (cf. FT 66). Pongámonos al frente de esta tarea.