Pliego
Portadilla del Pliego nº 3.177
Nº 3.177

Diez décadas con Juan Pablo II

Juan Pablo II llegó joven a la silla de Pedro, irradiando una vitalidad y valentía que puso de relieve en multitud de ocasiones, con grandes dotes de comunicador y sin rendirse nunca –como buen alpinista– ante los más difíciles obstáculos. Fue, sin duda, un personaje decisivo del acontecer religioso contemporáneo, pero también un líder que situó a la Iglesia en el corazón de la historia.



De cada una de las décadas de este centenario, hemos escogido solo algunas fechas y datos, porque, sobre todo, nos fijaremos en ese “latir humano y divino” que fue marcando su caminar por los senderos de la historia. Tras un largo pontificado (1978-2005), a su muerte surgieron inmediatamente, desde el corazón del pueblo cristiano, dos gritos de entusiasmo: el primero, “santo súbito”, pidiendo su subida a los altares como intercesor de la humanidad; y el segundo, “Juan Pablo II el Grande”, como “apóstol gigante” de una nueva civilización urgente para todos los pueblos de la tierra: “La civilización del amor”.

Karol Wojtyla nace el 18 de mayo de 1920, en Wadowice, por entonces una pequeña ciudad de unos 8.000 habitantes, a 50 kilómetros de Cracovia (Polonia), en la calle Iglesia, número 7, en un sencillo hogar cristiano, cerca de la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Sus padres fueron: Karol Wojtyla, oficial del ejército austro-húngaro, profundamente religioso; y Emilia Kaczorowska, de origen lituano, hija de un tapicero de Cracovia, maestra de escuela y costurera. Su madre, también persona religiosa, fue quien desde muy pronto le apodaría ‘Lolek’.

El 20 de junio de 1920, el pequeño Karol es bautizado en la iglesia de la Presentación de la Santísima Virgen María. El 13 de abril de 1929, fallece su madre. A los 9 años, recibe su Primera Comunión y, desde ese momento, nunca más dejó de asistir diariamente a la Santa Misa.

Ambos progenitores marcan la infancia de Karol Wojtyla. Ya sacerdote, escribió: “Mi padre era admirable y casi todos mis recuerdos de infancia y de adolescencia se refieren a él. Los violentos golpes que tuvo que soportar abrieron en él una profunda espiritualidad, y su dolor se hacía oración. El mero hecho de verlo arrodillarse para rezar tuvo una influencia decisiva en mis años de juventud”. En la entrada de su casa tenían una pila de agua bendita y un pequeño altar dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.

Karol y su padre son inseparables. Van juntos al cine, a la iglesia o a comer a la acostumbrada fonda de Banas. Al atardecer, realizan juntos largas caminatas, hablando unas veces, otras disfrutando en silencio del paisaje espléndido de montañas y valles que les rodea.

Su madre, sin embargo, no llegó a verle cumplir los 9 años, ni siquiera hacer la Primera Comunión. El 13 de abril de 1929, estando en la escuela, recibe la terrible noticia: su madre había muerto de un ataque al corazón, con solo 45 años. El dolor anida en su pecho de huérfano y, diez años después, brotaría en este poema a su madre: “Sobre tu blanca sepultura / florecen blancas flores de vida…/ ¡Oh, cuántos años han pasado sin ti… / cuántos años!”.

En 1931, Karol peregrina con su padre a Czestochowa, para visitar a la patrona de Polonia, la ‘Madonna Negra’. En 1932, muere su hermano mayor, Edmund. Su hermana Olga murió antes de que él naciera. En 1935, Karol ingresa en la Cofradía Mariana, asociación de jóvenes católicos. En 1938, con 18 años, recibe la Confirmación y acredita un inmejorable expediente académico.

En esta década, Karol saborea las “mieles familiares”. Su hermano Edmund acaba la carrera de Medicina. Junto a su padre, viajan a Cracovia para asistir a la solemne entrega del título. ¡Qué maravilloso le pareció todo a Karol! ¡Qué alegría la de su padre! “Vamos a celebrarlo yendo de peregrinación a Czestochowa”, le dice el padre a su hijo. Poco más de dos años después, sin embargo, la desgracia golpea a la familia. Edmund muere a causa de una terrible epidemia de escarlatina que se abatió sobre la región.

Karol prosigue sus estudios, obtiene el diploma del Instituto de Enseñanza Secundaria con las máximas calificaciones y, tras graduarse, trabaja por obligación en un batallón del ejército destinado a la construcción de carreteras en las montañas, al sur de Wadowice.

El año 1938 resulta crucial. Con el avance del nazismo, Hitler invade Austria y su ideario antisemita se abre paso en algunos ambientes de Polonia. Karol supera el ansiado examen final del bachillerato, la prueba de madurez que le abriría las puertas de la universidad. Por esos días, llega a su ciudad el arzobispo de Cracovia, Adam Stefan Sapieha, para impartir la Confirmación. Karol pronuncia el discurso de bienvenida. Al terminar, el prelado se fija en aquel joven y le sugiere estudiar Teología.

El 1 de septiembre de 1939, la II Guerra Mundial lanza sobre Polonia una tromba de fuego y horror. (…)


Índice del Pliego

UNOS PADRES MARAVILLOSOS (1920-1930)

PEREGRINACIÓN CON SU PADRE A CZESTOCHOWA (1930-1940)

VOCACIÓN AL SACERDOCIO Y DOCTORADO EN ROMA (1940-1950)

DE SACERDOTE A OBISPO (1950-1960)

EL CONCILIO: DE ARZOBISPO A CARDENAL (1960-1970)

KAROL WOJTYLA, ELEGIDO PAPA (1970-1980)

EL PAPA WOJTYLA SORPRENDE AL MUNDO (1980-1990)

BODAS DE ORO DE SU ORDENACIÓN SACERDOTAL (1990-2000)

JUBILEO 2000, TIERRA SANTA Y MUERTE EN ROMA (2000-2010)

BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN (2010-2020)

Decálogo Wojtyla

El pontificado en cifras

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