Editorial

Sanear la vida comunitaria contra el abuso de poder

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Cuando en algunos espacios eclesiales se pone sobre la mesa la lacra de los abusos de poder en la Vida Consagrada, hay quien considera que se trata de una mera campaña mediática para desprestigiar la imagen de los religiosos, en particular, y de la Iglesia, en general. Sin embargo, tal y como expone el jesuita Alejandro Labajos en el Pliego, en torno a un 4% de los institutos ha afrontado una visita apostólica por este motivo, un dato significativo que hace pensar en una realidad sumergida aún más importante, en tanto que la Santa Sede solo interviene en los casos de mayor gravedad.



Por eso, continúa siendo necesario concienciarse de que no es un problema ajeno magnificado por otros, sino un drama en la sombra. Romper con esta dinámica del silencio es solo el primer e indispensable paso para atajar una enfermedad eclesial que provoca daños irreparables en quien lo sufre en primera persona y agrieta los cimientos de las instituciones. De ahí la urgencia de sanear la vida comunitaria eliminando estructuras opacas y depurando el sentido de la obediencia en aras de una transparencia evangélica que no deje hueco alguno a la sumisión y al control de las conciencias.

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