Editorial

‘Praedicate Evangelium’: la constitución apostólica que se necesita

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La nueva Constitución de la Santa Sede ya está lista. A falta de las sugerencias de la Curia y de las conferencias episcopales, el Consejo de cardenales ha culminado una encomienda en la que han trabajado durante seis años. El resultado es ‘Praedicate Evangelium’, que sustituirá a la ‘Pastor Bonus’ de Juan Pablo II, vigente desde 1988.



Vida Nueva ha tenido acceso a las líneas maestras del texto legislativo, que supone mucho más que un vuelco en la estructura vaticana. Tomando como punto de partida la exhortación programática ‘Evangelii gaudium’, sitúa en el primer plano la acción misionera a través de la creación de un “superministerio” para la Evangelización, que se situará en la cúspide del organigrama por delante de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En otras palabras, el anuncio antes que la norma. En esta misma línea, se encuadra la puesta en marcha de un Dicasterio para la Caridad por primera vez en la historia.

Para hacer posible esta Iglesia en salida, ‘Praedicate Evangelium’ sitúa la sinodalidad como eje vertebrador para que todo el pueblo de Dios, sin exclusión ni prebendas, se sepa partícipe y no espectador o súbdito. De ahí que el texto enfatice, por ejemplo, el hecho de que los obispos diocesanos no estarán en una posición eclesiológica por debajo de quienes trabajan en la Curia, o que se subraye el papel de los laicos en los ámbitos de responsabilidad.

A la espera de la versión definitiva del texto, cabe esperar que quienes han ejercido una resistencia más o menos implícita al soplo del Espíritu que representa este Pontificado, se ensañen con ‘Praedicate Evangelium’ y se las apañen para frenar su aplicación en sus cortijos. También habrá a quien esta reforma le sepa a poco. Lo cierto es que la nueva Constitución ha buscado el equilibrio entre los anhelos trazados por el Vaticano II y las inercias eclesiales que, en algunos aspectos, han frenado su aplicación en las últimas décadas. Francisco parte del aquí y el ahora, acogiendo a toda la Iglesia tal y como es, partiendo de una Curia al servicio del Papa para atender al orbe católico, pasando de una estructura piramidal a una colegial, consciente de las limitaciones de los episcopados de los cinco continentes, pero también del enorme potencial al servicio de los fieles y de la sociedad.

‘Praedicate Evangelium’ es la constitución que necesita y se merece hoy una Iglesia que quiere ser Pascua para todos, que quiere embarrarse por los últimos, que quiere salir al encuentro del otro para contagiarle la luz del Resucitado sin juicios ni condena. Ahora está en manos del rebaño empaparse de este proyecto sinodal con vocación de permanencia y que sueña con una Iglesia que transparente el Evangelio de Jesús.

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