El desalojo en la antesala de Navidad de cerca de cuatrocientas personas, en su mayoría migrantes subsaharianos, de un instituto abandonado de Badalona ha vuelto a alimentar con fines partidistas el polvorín de la criminalización del que viene de fuera. Así lo ha interpretado la Conferencia Episcopal Tarraconense a través de un comunicado en el que denuncia la aporofobia y xenofobia que ha brotado al dejarlos en la calle y sin techo alguno como alternativa.
- REPORTAJE: El pesebre migrante que no pudo ser en Badalona
- ¿Todavía no sigues a Vida Nueva en INSTAGRAM?
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Los obispos catalanes han exigido a la clase política que dé luz verde a una ley de sinhogarismo, además de reclamar una solución de manos de las administraciones públicas que no llegó a tiempo. Es más, la tensión generada ha sido tal que las protestas vecinales impidieron que Cáritas y otras entidades religiosas aplicaran un plan de acogida que consistía en habilitar un espacio en la parroquia de la Mare de Déu de Montserrat.
Sin techo, otra vez
No resulta baladí que los prelados interpelaran en su escrito a los cristianos para que no miren para otro lado cuando su hermano busca un techo. Lamentablemente, hoy, como hace dos mil años, no había sitio para ellos ni siquiera en la posada.