Editorial

León XIV: una agenda firme y sin demora

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El pontificado de León XIV ya ha echado a andar. Con paso firme y sin demora, a juzgar por su agenda de estos primeros días, que habla de un Papa que ya gobierna la Curia, alienta a la Iglesia universal y se ofrece como mediador en medio del convulso contexto internacional.



La misa de inicio del ministerio petrino celebrada el domingo 18 de mayo convirtió una vez más la plaza de San Pedro en epicentro mundial, no solo por la presencia de los jefes de Estado y de gobierno, también por la participación de los líderes de las demás confesiones religiosas y por el respaldo masivo de peregrinos. Desde allí, León XIV se presentó como “como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría”.

Esa fue su particular carta de credenciales en una homilía en la que dibujó “una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado”. De puertas para adentro, instó a la comunidad católica para afrontar la evangelización “sin encerrarnos ni sentirnos superiores al mundo” y sin “atrapar a los demás con el sometimiento, con la propaganda religiosa”. 

A la par, compartió su concepción sinodal de la autoridad que asume de manera explícita “caminando juntos” y “sin ceder a la tentación de ser un líder solitario o un jefe que está por encima de los demás”.

Dejarse cuestionar por la historia

Al contemplar la realidad, se identificó con la llamada conciliar a dejarse “cuestionar por la historia”. Desde ahí, hizo suyo el acento social de Francisco y de León XIII, con una crítica inequívoca a un escenario neocapitalista y belicista marcado por “demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres”.

El papa se reúne con JD Vance y Marco Rubio

Frente a ello, el papa Prevost lanzó un proyecto para la humanidad: “Construir un mundo nuevo donde reine la paz”. Un clamor que busca materializar en hechos concretos, como las reuniones con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y el vicepresidente norteamericano, JD Vance.

No se trata de meros gestos, sino de un impulso real que visibiliza León XIV pero que se sustenta en el engranaje diplomático de la Santa Sede y la entrega pastoral desde el terreno de la Iglesia en todos los lugares de conflicto.

Esa misma impronta se deja entrever en sus primeros nombramientos, audiencias y discursos donde se percibe una hoja de ruta para reafirmar y desarrollar el Vaticano II con el sello personal de un Papa agustino nacido en Estados Unidos y nacionalizado peruano. Como el propio León XIV sentenció al rematar la homilía de inicio de pontificado, hoy más que nunca… “¡Esta es la hora del amor!”.

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