Por primera vez en cinco siglos, después de la ruptura de Enrique VIII con Roma para autoproclamarse jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, un pontífice y un monarca británico han compartido una oración bajo el mismo techo vaticano. La Capilla Sixtina fue testigo, el pasado 23 de octubre, de una celebración conjunta entre León XIV y los reyes Carlos III y Camila.
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Por la Casa común
Aunque este encuentro no se puede calificar como un ‘antes y un después’, sí es algo más que un gesto en el diálogo ecuménico que se ha ido forjando en estas últimas décadas. Es cierto que la elección, hace unas semanas, de la primera mujer como arzobispa de Canterbury –por tanto, como líder espiritual de los anglicanos– supone una traba efectiva más en una reconciliación completa, esto es, para lograr la plena comunión. Sin embargo, la plegaria compartida en el epicentro del catolicismo visibiliza una voluntad firme de acercamiento real, poniendo el foco más en lo que une como discípulos de Jesús. Máxime cuando el Papa y el Rey compartieron plegaria por el cuidado de la creación y la carta de san Pablo a los Romanos que reconoce “los dolores de parto”, pero convencidos de estar “salvados en esperanza”.
Carlos III con León XIV en la Capilla Sixtina