Editorial

Ecología integral, asignatura pendiente

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El primer informe sobre ecología integral humanista, elaborado a partir de los criterios de cuidado de la casa y el bien común a la luz de la encíclica ‘Laudato si’’, dibuja un panorama cuanto menos alarmante. Según los datos a los que ha tenido acceso Vida Nueva, el 55,25% de la población mundial, esto es, más de cuatro mil millones de personas en nuestro planeta, viven en condiciones inaceptables.



Lamentablemente, no parece que este mapamundi, que evidencia una ausencia de salud ambiental y bienestar colectivo, vaya a generar un punto de inflexión. Al menos, no se percibe en la cumbre que acoge estos días la ciudad polaca de Katowice. No se espera que salga adelante una hoja de ruta precisa para aterrizar el Acuerdo de París como primer tratado mundial contra el cambio climático.

Y no solo porque la comunidad internacional se sitúe con pasividad y, en algunos casos, con escepticismo, ante la cuestión. Y es que no son los actores políticos y económicos a gran escala los únicos culpables de esta deriva contaminante. Comprometerse en el cuidado de la Casa común es también una asignatura pendiente en el día a día de la ciudadanía y, por tanto, de cada cristiano.

El consumo ético y responsable no pasa de ser un mantra que no logra calar en medio de una población que se prepara para el inminente derroche navideño, sin contemplar el efecto rebote que sus excesos tienen sobre los últimos, su economía y su territorio. La falta de conciencia a la hora de reciclar, sea el papel o cualquier otro tipo de desperdicio, hace obviar las consecuencias que este despilfarro, y la búsqueda de alternativas para quienes padecen las consecuencias de la huella ecológica. Francisco recuerda en su encíclica que toda “degradación ambiental va aparejada a una crisis social”, por lo que “nadie puede decirse ajeno o indiferente”.  Pero no parece suficiente.

Al Papa no se le puede recriminar nada al respecto, en tanto que ‘Laudato si’’ se ha convertido en algo más que magisterio para convertirse en herramienta de presión política y social. No conformándose con este aldabonazo, ha convocado el Sínodo de la Amazonía, que pondrá de nuevo en la agenda de los líderes latinoamericanos su deuda con uno de los pulmones del planeta.

A quien toca hacer un examen de conciencia sin demora es a cada creyente, sobre todo, teniendo en cuenta que el propio secretario de Estado, Pietro Parolin, ha recordado en Katowice que el cambio climático no es solo una cuestión técnica, sino moral. En la medida en la que iniciemos un proceso personal de conversión ecológica, se acrecentará la conciencia de corresponsabilidad con la casa común, pero, sobre todo, con quienes la habitan.

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