Editorial

Cuando las víctimas de abusos son el centro

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Por primera vez en España, fruto de una comisión independiente, una entidad eclesial indemnizará a un colectivo de víctimas de abusos sexuales. En total, los maristas de Cataluña entregarán 353.000 euros a 25 supervivientes de la pederastia que nunca vieron juzgados a sus agresores porque los delitos habían prescrito. Se trata de un paso al frente más que significativo por parte de la congregación, que bajo ningún concepto ha pretendido poner un parche económico a un sufrimiento impagable.



El espíritu que ha movido a los hijos de san Marcelino Champagnat es que las víctimas no estén en el centro, sino que sean el centro, desde una petición de perdón que pasa indiscutiblemente por la reparación y el acompañamiento, por una misericordia en plenitud que trascienda cualquier dictamen judicial y por la ‘tolerancia cero’ con los depredadores.

Por eso, esta indemnización solo se entiende como un instrumento más dentro de una propuesta integral de prevención y protección de la infancia y de los adultos vulnerables, que los maristas han labrado en todas sus obras y que hoy presentan, con toda humildad, como un referente a seguir en la Iglesia.

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