En la vorágine de la modernidad, el amor resiste como sentimiento fuerte, pero es un territorio complejo. Al mismo tiempo, las relaciones de pareja están en una fase de profunda transformación que pone en cuestión modelos consolidados y más de una certeza secular. La sociedad contemporánea, caracterizada por una modernidad “líquida” según la definición del sociólogo Zygmunt Bauman, se encuentra ante la necesidad de lidiar con nuevas formas de vínculos emocionales que desafían las convenciones tradicionales y plantean preguntas profundas sobre el significado mismo de la unión entre dos personas.
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Las parejas modernas suponen un desafío sin precedentes; el panorama de las relaciones emocionales se va remodelando, y a veces se ve condicionado, por la inseguridad laboral, la movilidad geográfica, la evolución de los roles de género y el impacto generalizado de la tecnología en las relaciones interpersonales, especialmente, entre los jóvenes. El matrimonio, antaño considerado una etapa natural (casi necesaria) de cada relación, hoy compite con diferentes formas de convivencia y unión en un contexto social que exalta el individualismo y que, al mismo tiempo, genera una profunda necesidad de conexión auténtica.
En este escenario cambiante, ¿cuáles son las respuestas de la Iglesia católica?
En la investigación firmada por Vittoria Prisciandaro, hombres y mujeres, con experiencia de estudio o de campo, religiosos y religiosas, reconocen que el pontificado del Papa Francisco ha marcado un punto de inflexión en el enfoque de la Iglesia sobre las cuestiones familiares y que Amoris laetitia de 2016 propone un enfoque más inclusivo y misericordioso hacia las situaciones consideradas “irregulares” según los cánones tradicionales. Pero subrayan que quedan muchas preguntas abiertas y exigen un cambio de ritmo para abordar la complejidad de la vida real.
También el proceso de nulidad matrimonial en la Sagrada Rota, reformado por Francisco para hacerlo más accesible y menos oneroso, se lee a la luz de conciliar el principio de indisolubilidad con la necesidad de ofrecer respuestas concretas al sufrimiento de quien experimenta el fracaso de un matrimonio. Pero el tema de los sacramentos para los divorciados sigue siendo delicado, como subraya la teóloga Cristina Simonelli.
El número cuenta con dos significativas entrevistas. Por un lado, la de Ritanna Armeni que habla con la monja benedictina catalana Teresa Forcades, cuyo libro ‘El cuerpo es el gozo de Dios’. Por otro, la de Gloria Satta junto a Dacia Maraini, autora de ‘El amor robado’, historias de mujeres enamoradas de hombres que confunden pasión con posesión y se convierten en sus torturadores.