José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Teruel existe


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VIERNES

Alguien me cuenta que preocupa la cifra final estimada que se pueda dar de la mirada al pasado de los abusos. Ya han advertido, a quien hay que advertir, que no se hagan las cuentas de la vieja ‘a la francesa’. Pero lo que sí genera temor en algunos es que la auditoría siga la estela alemana y no se detenga en contar victimarios, sino que analice los casos de inacción u omisión ante lo que se supo y no se cortó. La promesa: “Hasta el final”.



SÁBADO

Tagle en Barcelona. Arranca aplausos del respetable a cada rato. Con la inmunidad que tiene el que viene de fuera con una sonrisa propositiva. Recuerda la visita a uno de sus profesores en el hospital. “Pero Chito, si tú te dormías en clase… Y mira dónde has llegado, ahora eres cardenal”, le dijo. Lo cuenta entre risas. Pero no se queda en el chiste. Fue la última lección de su maestro. “A partir de ahí, cuando veo a alguien dormirse en las homilías, pienso en el futuro prometedor que le espera en sus sueños”.

LUNES

Que alguien se lance a interpretar por su cuenta y riesgo lo que cree que ha sucedido de puertas para dentro de una Ejecutiva episcopal, que lo haga. Pero de ahí a que coincida con lo que pasó dentro, pueden variar las dioptrías. Con astigmatismo. Lo que sí parece claro es que la decisión no podía demorarse. Y menos aún esperar a un plácet de la Plenaria.

MARTES

Escapada exprés a Teruel. Existe. Con una vitalidad pastoral que ya quisieran los de las capitales de postín. Lleno en la presentación de ‘Ocho relatos y una promesa (PPC). Indispensable para adentrarse en la Cuaresma y no mirarla de lejos. Luis coloca al lector unas gafas de realidad más que virtual, para situarle en primera fila en las escenas que marcan la vida de Yeshúa, de Belén al sepulcro vacío. “Es un ejercicio de contemplación, de estar con Jesús a través de todos los sentidos. ‘Como si presente me hallase’, al estilo ignaciano”.

Sentirle cerca, para hacerse cercano. “Nuestras homilías se recordarán poco, pero nuestra cercanía no se borrará a quien se la regalemos, porque será para esa persona una caricia de Dios”, expone un obispo, que apenas lleva unos meses a los pies de las torres mudéjares, pero que parece haberse criado a los pies del Torico. Fin del acto. Reencuentro con Vicente Altaba. El cura que se gastó y desgató en Cáritas sin importarle los peajes a pagar por dar la cara en pro de la autonomía que requiere defender a los últimos. A él no le hacen falta homenajes. Con su vuelta a casa, se sabe premiado.