Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

Teoría del Abandono Social


Compartir

El Ayuntamiento de Madrid ha creado un acuerdo con las parroquias de la Iglesia de esta ciudad para trabajar conjuntamente contra la soledad no deseada. Dentro de una estrategia general para superar la gran desvinculación que ha ido socavando nuestras sociedades, se reconoce que las parroquias cumplen un papel crucial y pueden tener un papel todavía mayor.



La soledad no es meramente ausencia de relaciones, sino que es consecuencia de un fenómeno social todavía mayor: el abandono. El abandono comienza en demasiadas ocasiones en las familias, donde los padres no proporcionan la confianza primordial que todo nuevo ser humano necesita. Quien vive en vulnerabilidad social, siente el abandono al que están sometidos él y los suyos por la economía y por la sociedad. Se sienten abandonados tantos niños y jóvenes en cuya integración y educación fracasa el sistema. Hay también abandonos que se sufren por parte de la pareja u otros familiares.

El abandono social es la gran clave profunda de la exclusión social y afecta transversalmente a la sociedad. El resultado es una insuficiente confianza en la sociedad, en los demás y en uno mismo, y eso provoca una crisis ontológica: qué son las cosas, quiénes son tus hermanos, quién eres tú.

Vinculaciones

De ahí gran parte de los construccionismos y las especulaciones y juegos en torno a las identidades personales en todos los niveles. De ahí los extremismos identitarios. De ahí la crisis de pertenencia y vinculación que sufrimos. Como la fe tiene forma de relación, no de libro, de ahí los problemas de vinculación con Dios.

Esto se soluciona en la raíz de vinculaciones de cada persona, en el territorio, en la presencia, en lo real. El papel de las parroquias puede ser, efectivamente, crucial, creando pueblo y descubriéndonos a quien nunca nos abandona.

Lea más: