Ramiro Jiménez Cruz, sacerdote de la Arquidiócesis de México
Sacerdote de la Arquidiócesis de México

Primera misa de un amigo


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Por mucho tiempo nuestra época exaltó la PIEDAD y la DOCTRINA como la esencia de la vida cristiana.



¿Quién no lo experimentó? La piedad formó parte de la vida de cada familia, cuando se rezaba un rosario, cuando se pagaba una manda en algún santuario, cuando se peregrinaba a la basílica… ¿Quién no lo experimentó? Simplemente cuando fue a la doctrina, con aquella señora de buena voluntad que daba catecismo a grupos de más de 100 niños.

Encuentro personal con Jesús

Pero, el Espíritu Santo penetró en la insuficiencia de métodos y devociones que en muchas ocasiones no llevaban al encuentro personal con Jesús; así el Espíritu mostró un horizonte más bello y profundo, donde la inercia institucional y pastoral no daban más de lo acostumbrado y convencional.

Así la piedad dio paso a la ESPIRITUALIDAD y la doctrina dio paso a una TEOLOGÍA más pura que hay, que ella quiera prendida o enseñada en los manuales teológicos unos documentos magisteriales… Pues la teología qué es movida por la búsqueda auténtica de sentido, es aquella que es inspirada por el mismo Dios.

Ésa es la sabiduría que incitó a Salomón, a pensar bien aquello que le iba a pedir a Dios; sabiduría para poder ser bueno y guiar a un pueblo; aquella que nace de la humildad y no de las tácticas de guerra o de la diplomacia imperial; sabiduría, no la de un poder impuesto o la de una liturgia inescrutable… Salomón buscaba realmente servir, es así como Dios le contesta: bienaventurados.

Sí, bienaventurados… Los que en el servir encuentren la paz, los que en el servir encuentren la respuesta que tanto buscaban; sirve con amor y serás feliz.

Dios te ha bendecido al iniciar tu ministerio en tiempos de Covid-19, pues has sido testigo de lo insuficiente y precario que es un sacerdocio lejos del sentir y caminar de la comunidad.

La vigencia no está en las tácticas y el éxito no está en la tecnología; sino en la alegría de ser quien eres: no te dejes moldear por una cultura clericalista, ni centralista.

Sirve a Jesús, pero no a granel o maquilando la fe; sirve con audacia y alegría, pero sobre todo con la esperanza puesta en el ser humano: apuesta siempre por la persona.

Elegiste para tu primera misa un texto categórico para tu ministerio: ¡qué responsabilidad!

Felices los que van libres y ligeros: sin apegos.

Felices los que saben estar y ser consuelo ante el dolor.

Felices los que perseveran aún ante la ingratitud y la difamación.

Felices los que del coraje toman valor para cambiar la realidad.

Felices los que con su ternura son capaces de humanizar.

Felices son aquellos que son capaces de restaurar la alegría perdida.

Felices los que ponen orden y son constructores de paz.

Felices los fuertes ante estructuras injustas.

Felices aquellos que se saben amados, pues esa es la fuerza para seguir adelante cada día.

Feliz inicio de tu ministerio.

 

Ram Padrenet