Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

No es ideología, sino religión


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Los meses estivales nos llevan a visitar nuevos lugares y monumentos en donde paneles y guías nos ayudan a interpretar el significado de lo que vemos. Cada vez más nos encontramos en esas explicaciones la palabra “ideología”. Por ejemplo, en la Catedral de Granada nos hablan de cuál es “el programa ideológico” que la construyó. En cada vez más sitios, los lugares religiosos –cristiana, islámica, judía, romana, etc.– parecen ser reducidos a ser una expresión de una ideología. 



Una categoría insuficiente

Incluso en la mejor versión, la ideología es una categoría insuficiente para dar cuenta de las motivaciones y búsquedas que llevaron a erigir templos, labrar estatuas, escribir poemas, crear celebraciones, festividades, etc. La ideología es un sistema de ideas, pero deja fuera el plano sentimental, las formas de vinculación, los valores, la ética, la razón poética, la dimensión del misterio y lo inefable, o la misma acción de la imaginación, la espontaneidad y lo onírico. Todo eso queda excluido por una mirada ideologizada y es una lástima que a los viajeros y turistas se nos esté reduciendo la mirada a la mera ideología. Hasta la misma dimensión estética se empobrece radicalmente cuando se somete a una mera plasmación de la ideología.

Sin duda en toda creación humana hay elementos ideológicos, pero los humanos somos seres abiertos, nuestras inteligencias son múltiples y la alteridad de los demás y la realidad nos hacen siempre salir de nuestros sistemas de ideas para vivir desde una racionalidad y vitalidad siempre mayor. Me preocupa este paradigma que piensa lo estético y lo religioso como la “aplicación de un programa ideológico” porque empobrece la belleza, nos empobrece la comprensión de lo que vemos y no nos permite conectar con los otros. Cuando escuchemos “programa ideológico” hay siempre que ir más allá. La ideología siempre trata sobre relaciones entre creencias, la religión va sobre la esencia de cualquier relación. Lo que vemos en una tumba neandertal, en Altamira, en la mezquita o en la catedral no es mera ideología, son religión.